Literatura

Carta a una duda

Tiempo estimado de lectura: 5 min
2022-06-03 por Cristian Reyes

Son las 10:54 pm, recién me tomé un par de cervezas y se supone que los lunes no son para tomar, una vez me abandonó la compañía humana, tomé un servicio de taxi y mientras este se dirigía hacia el rumbo marcado, yo estaba situado en la silla de atrás, recosté mi cabeza, sin más comencé a pensar en la razón por la cual no me sentía del todo bien. Llegué a casa, me situé en mi viejo escritorio y tomé la agenda que tiempo atrás me regaló un gran amigo. Debo aclarar que hace mucho no escribía porque simplemente me atacaban las dudas sobre todas aquellas cosas, buenas o malas, que a través de los días surgen en mi vida, así que no sé si este ejercicio de desahogarme desde lo que escribo funcione. Además, mientras estoy aquí sentado, estoy suponiendo que otro de los motivos principales por el cual tengo dudas sobre mi escritura es que ya no tengo nada que decir o tal vez haya perdido el disfrute por el contar las cosas que me pertenecen, porque cada línea que sitúo en el papel es el recuerdo de mis memorias y la reflexión de una experiencia vivida.

Mientras avanzo en ese ejercicio complicado de transformar mis pensamientos en líneas coherentes que puedan transmitir ideas, las dudas siguen estando presentes y avanzan lentamente por mi cuerpo, sintiendo así que me tiemblan las manos, se eriza mi piel y segundo a segundo se paraliza mi interioridad creativa. Escucho en mis ojos algunas cuestiones sobre la inspiración, veo en mis palabras epifanías a las que me negaba, siento que en mis consuelos hay fríos. Pienso que es momento de acudir a la música, pues es allí donde se refugian la mayoría de seres humanos cuando buscan respuestas. Entonces puse a reproducir Knocking On Heavens Door, pues es la canción que ronda en mi ambiente, lo primero que escucho es una guitarra triste que junto al quejido del cantante se acomoda de manera perfecta a lo que siento, pues olvide la fluidez del escribir.

Sin embargo, no logro entender si esta canción tiene que ver conmigo, con mi escritura o si solo apareció como una señal de vitalidad ante lo peor que le puede pasar a alguien que pretende escribir, me refiero a no tener la capacidad de hacerlo. A la mitad del tema, opino que lo que estoy escribiendo es ridículo y mis palabras son una falta de respeto a la poesía y a todo aquello que la hace tan propia. Como medida de corrección, creo que esto debe convertirse ahora mismo en una carta, puesto que es la escritura aquello que me ha permitido mis espacios más sinceros y fascinantes. Al momento de mi análisis pienso que son las misivas, un ejercicio muy íntimo, por lo cual, dedicarle una de ellas a mi escritura quizás es el acto más cercano que pueda tener conmigo mismo, pues ya no me hallo, sin esto que, sin saber cómo, se apoderó de mí hace ya algunos años. Esto es algo que debo hacer para mantenerme, esto, querida, es una carta a las dudas, una carta a mi vida, una carta a mi sentido. ¿Qué sería de la filosofía sin ti? ¿Qué sería de la literatura sin ti? ¿Qué sería de la poesía sin ti? ¿Qué sería de mí sin ti?

Han sido diversos los encuentros contigo a través de muchos de tus libros, recuerdo uno a uno y todo aquello que se ha quedado en mí, como un aprendizaje significativo por lo impactante que he descubierto. En este preciso momento, cuando hago una retrospección de todo lo que te debo, viene a mi memoria la madrugada en la que terminé de leer Arte y Poesía de Heidegger, al hacerlo quise conocer en la vida mundana a alguien como tú, una poeta de la vida real que atraviesa, cuestiona, destruye, cuida, sonríe, detesta, acaricia, odia, piensa, analiza, y llora, llora muchísimo con las barbaries del mundo y con lo bello que surge del mismo. La poeta que detrás de un mar de dudas no se permite, ni siquiera por un segundo, dejar de contar sobre todo aquello que la fugacidad del tiempo la transforma. Pero mi propósito es imposible, a ti te debo compartir con otros que te desean y no creo que jamás alguien llegue a compararse a ti.

Esta esquela que nació bajo el pretexto de una duda, finaliza porque como te mencione antes, te perdí y para mí es difícil recuperarte de un momento a otro, porque para mí y cualquiera que pretenda escribir sabe que eres difícil de alcanzar, este ejercicio tan corto para todo lo que te mereces termina sin saber si algún día te volveré a ver como lo hacía algunos meses atrás, sin saber nada de ti porque en tu inmensidad se me hace difícil conocerte realmente, sin saber si me extrañas tanto como yo a ti, pues tú bien sabes que cuando me juntaba a tu lado me sentía en plenitud; se finaliza esta carta sin saber si me estás pensando a causa de mi soledad. Esta absurda carta termina sin saber si en algún momento de mi corta existencia nos volveremos a besar usando como medio el lápiz, como aquella vez en que las dudas no existían entre tú y yo porque simplemente fuimos uno en un fuego realmente conmovedor. Espero poder entregarte algún día un buen texto propio de un escritor y con ello poder demostrarte lo mucho que te amo, porque tú y solo tú me cambiaste la vida. Que mis dudas no persistan y al finalizar mi vida pueda estar tranquilo por haber cumplido lo prometido hoy. Algún día realmente serás mía.



Sobre el autor

Cristian Reyes

Escritor

Soy profesor de filosofía de profesión, en consecuencia, escribo en función de hallar un punto de fuga ante mi propia vida, mis líneas exploran las sensaciones de incertidumbre, desasosiego y, sobretodo, de nostalgia. Prefiero que recuerden mis palabras antes que mi nombre.



El contenido de este artículo es propiedad de la Revista Cara & Sello



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