Literatura

Quiero sanar

Tiempo estimado de lectura: 7 min
2022-09-02 por Cristian Reyes

Es difícil saber por dónde empezar, el inicio de esta carta me tomó varios intentos, porque quizás sea la última vez que te escriba y siento que las palabras que plasme deben resumir un sinfín de emociones que hoy me atraviesan la mente y el corazón. Quisiera tener algo de lucidez en este momento de tormento, pero las ideas no son claras, por lo cual, sé que estoy condenado a una tragedia que me impedirá sentirme tranquilo. Debes de saber que es una tarea complicada para mí dedicarte una misiva porque tú aún me mueves las fibras, yo te amo como el primer día y despedirme de ti, soltarte, no es realmente un deseo que tenga en este momento. Es por ello, que con esta postal pretendo que llegue la calma, respirar y quizás comenzar una nueva vida, por ello, te agradezco que me leas porque cada una de las palabras que escribo tienen un poco de ti y sé que con ese diálogo íntimo que es la lectura podré asumir con tranquilidad esta nueva realidad que me llegó de sorpresa y que de alguna forma me cambio el sentido y el rumbo frente a lo que yo asumía de este mundo que durante años compartimos.

Amor de mi vida, te escribo porque quiero sanar, el tiempo se volvió una tortura, los días continuaron su rumbo entre horas revueltas y entre tiempos inextricables, es por eso que comprendí que es difícil vivir sin ti, pasas por mi mente y solo hace falta recordar una palabra tuya para desequilibrarme, aunque intento ser fuerte, es imposible para mí, ante tu silueta y recuerdo soy frágil. La verdad, los intentos son sumamente absurdos y bajo el esplendor del alba yo he pensado en miles de discursos que quisiera expresarte, a veces intento convencerme de que no te necesito, otras veces quisiera redactarte, otras cuantas quisiera ir a buscarte y pedirte que una segunda oportunidad se me sea dada, sin embargo, me detengo porque es más importante tu bienestar y sé que hoy soy una molestia. Además, debo mantenerme lejos porque me desconozco, los celos hoy por hoy me inundan, envidio a todos los que te tienen cerca y se me hace trizas el corazón, el imaginarte con otro hombre, cuando llegue ese día, en el que te vuelvas a enamorar, seguramente sufriré.

Y juro que he intentado comprenderte, analizando cada una de las facetas vividas desde la empatía, queriendo saber qué sucede en realidad, pero nos convertimos en un laberinto en donde los caminos llevan a salidas distintas. Buscando senderos nuevos también entendí que los demás a mi alrededor no me comprenden, el viernes salí con Isis, Andrés y Amalia, la solución después de contarles todo lo que por mí sucedía fue que te olvidara, como si fuera tan fácil abandonarte, como si tú no representas belleza, seducción e intelecto. Preguntas y más preguntas, pero la más importante, ¿aún me amarás? Bajo el amparo de ese interrogante, pienso que es muy extraño todo esto que sucedió, el amar sin duda es un arte y no sé hasta qué punto perdí el pincel y dejé de pintar, en qué momento se regó la tinta y no pudiste seguir escribiendo, en qué momento exactamente fue que abandonamos la poesía y aceptamos el infortunio de la soledad; cómo comprender que esta obra perdió valor, que ya no interesa, que ya de nada sirve, que solo será un recuerdo que se envejece con el tiempo.

Si me preguntaras en este momento que es lo quiero, yo desde todo lo que me compone y partiendo de cada recuerdo que tengo de ambos, te diría que me gustaría que nos diéramos la oportunidad de conocernos de nuevo bajo el baile de la imaginación, quisiera que me exclamarás un te amo un martes en la tarde después de ver televisión, que con lágrimas en los ojos nos besáramos en el centro de la ciudad, en la misma silla de antaño donde nos bebimos nuestro primer vino y a través de una llamada de varios minutos me hicieras saber que me extrañas con gran intensidad, que te hacen falta, mis besos apasionados, mi piel suave, color trigueña, mi patético sentido del humor, mis detalles en el momento preciso para sacarte una sonrisa, mis abrazos que otorgan refugio en el frío de las madrugadas, mi cuerpo imperfecto, mis caricias que comenzaban con un masaje en la espalda, mi sexo amante que tantas veces te exploró, mis palabras de franqueza después de un sorbo de cerveza negra, mis escritos afectuosos y todo lo que en estos años conociste de mí.

Sin embargo, debo sobreponer la razón ante mis sentimientos, ser realista y asumir que tú no quieres estar conmigo, me conoces demasiado y tal vez por ello perdí toda sorpresa, asombro, admiración, estupor, en consecuencia, no te atraigo como antes, ante el acecho de la cotidianidad que aburre se agotó mi esencia. Frente al panorama soy muy negativo porque siento que nunca más regresarás, me queda desprender los vínculos, situarte en un lugar menos relevante dentro de mi memoria; es el fin de aquel amor que me otorgó una experiencia sublime y debo decirlo con palabras entrecortadas porque siento que me despojaron de una parte de mí, porque dicho dictamen me quita un lugar, porque aquel veredicto me produce una pesadumbre insoportable. Espero que la decisión tomada sea la mejor y se me otorgue sanidad; nunca, jamás olvides que este hombre que hoy te escribe te ama con alma, sueña contigo y seguramente te usará de inspiración para cientos de libros melancólicos. Trataré de seguir sin ti, solo espero que la vida me permita sobrevivir al peso que causa en mí, tu partida.

Antes de despedirme por una temporalidad desconocida, queda agradecerte por la felicidad, por la levedad, la beatitud, el amor, la paciencia, la comprensión, la pasión, la sinceridad, el sexo, la prudencia, la perversión, la corporalidad, el tiempo convertido en idilio, las tardes de conocernos, las noches de profundidad, las madrugadas de encuentros, las tristezas convertidas en nostalgia, las canciones que nos cambiaron, las playas que recorrimos, cada paso que dimos tomados de las manos y en general por permitirme explorar cada parte de ti. Es la primera vez en mi vida que me enamoró a plenitud y aunque esté sufriendo eso no me cegará para decirte que eres una mujer increíble; hoy, sin duda, pierdo, tu compañía será irremplazable. ¡Por favor! No te olvides de mí, suceda lo que suceda, mantenme presente en tus vertientes, no borres de tu memoria mi recuerdo, no pierdas las fotos que nos tomamos juntos, no rompas este papel en donde te expreso todo lo que siento. Sé feliz, besa otros labios, conoce otros cuerpos, asume diferentes experiencias, comparte nuevos aprendizajes y si en algún momento vuelves a leer esta carta y quizás piensas que otras siluetas no te llenan, yo estaré para ti.

Por mi parte, prometo tomar rumbos que me permitan mejorar día a día, trataré de encontrar en cada obra un diálogo profundo para adquirir la capacidad de entenderme, debes de saber que me esforzaré para remediar cada error que el pasado me cobra con determinación, buscaré la manera de entregarte todo de mí, aunque la distancia sea nuestro punto de encuentro; esa es la esperanza que me queda, para que un día, si es que sucede, te vuelvas a enamorar de mí ¡Que la vida decida que nos depara! Como últimas palabras, debo decir que te amo, te amo con el alma, te amo con cada parte de mí, amo lo que eres, te amo con el corazón, te amo con cada hebra que me compone, te amo situado desde la felicidad más plena que me hiciste sentir, te amo con el dolor que hoy siento, te amo en el recuerdo de amparo que son tus labios, te amaré en los próximos días de añoranza, te amo como nunca había amado a alguien, te amo con llanto en los ojos, te amo porque fuiste mi complemento, te amo por tu rostro, por tu cuerpo, por cada minúscula partícula de ti, te amo y mil veces te amo.

Tu recuerdo perdurará en mí.

Espero que la vida me permita encontrarte pronto, nunca me olvides, ese, amor de mi vida, es mi consuelo.

Con el corazón herido, Cristian David Reyes Neira.



Sobre el autor

Cristian Reyes

Escritor

Soy profesor de filosofía de profesión, en consecuencia, escribo en función de hallar un punto de fuga ante mi propia vida, mis líneas exploran las sensaciones de incertidumbre, desasosiego y, sobretodo, de nostalgia. Prefiero que recuerden mis palabras antes que mi nombre.



El contenido de este artículo es propiedad de la Revista Cara & Sello



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