
¡Ajúa! Así se habla de víboras venenosas cuando se refieren a quienes reclaman la verdad. Ya no son solo manzanas que se pudrieron, el mismísimo Comandante del Ejército Nacional de Colombia acusa a quienes demandan justicia y reparación. La consecuencia: la pérdida de credibilidad en las Fuerzas Armadas.
En Colombia, ciertas organizaciones estatales no han pedido perdón por las víctimas del conflicto. Se comprobó mediante cifras e investigaciones, que las Fuerzas Armadas ejecutaron 6.402 civiles, una práctica que fue promovida por mandos políticos y militares durante el Gobierno Uribe (2002-2010), para obtener beneficios por el aumento de las bajas en el negado conflicto interno del país.
En el momento en que se fundamentó, con cifras, la responsabilidad material de las ejecuciones extrajudiciales en Colombia, por parte de las Fuerzas Armadas, el Comandante General del Ejército, Eduardo Zapateiro, y la cuenta oficial del Ejército publicaron en Twitter un mensaje afirmando que ciertas víboras pretendían mancillar el buen nombre de la institución, aunque para su buena suerte Dios está con ellos.
El perdón supone aceptar la responsabilidad de los actos. Justo como está sucediendo en Colombia, Jankélévitch escribió sobre la importancia del perdón al final de una guerra. La génesis de este concepto, curiosamente, deriva de la tradición judeocristiana, donde confesamos nuestras faltas para asimilar las conductas del creador. El tiempo, a pesar de curar las heridas de una pérdida, no puede ser la única respuesta ante la falta de moral de estas instituciones.
Así mismo, pareciera que, a través de distintas declaraciones, pretenden que la sociedad colombiana olvide lo sucedido con los falsos positivos. Pero estos crímenes son imprescriptibles. De acuerdo con la Encuesta Mundial de Valores, la pérdida de la credibilidad a las Fuerzas Armadas ha aumentado en más del 60% en los últimos años. La ausencia de justicia o al menos reparación para las víctimas, ha llevado a que la confianza estatal disminuya significativamente.
La Asociación de las Madres de los Falsos Positivos encontró aberrante la publicación del General Zapateiro. Como víctimas del conflicto armado, pretenden encontrar la verdad y en muchos casos, la localización de los restos de sus hijos. La verdad devolvería tranquilidad a quienes la han perdido, es un don que tienen aquellos que abogaban por la unificación del país.
La verdad y el perdón son medidas justas para la reparación de miles de víctimas. El Estado colombiano debería promover la verdad, en lugar de acusar a quienes la buscan. Aceptar la responsabilidad política de los falsos positivos es una necesidad para que la credibilidad de las Fuerzas Armadas se recupere, y de igual forma, evita que la historia se repita.
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