Sociedad

Capital

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Damas y caballeros, espero estén gozando satisfactoriamente del presente siglo. La prosperidad y la estabilidad de nuestros tiempos no podrían existir sin los grandes logros que hemos construido durante mi paso por la Tierra. Bajo mi estandarte hemos conectado el mundo, obligándolo a abrirse ante las mercancías y servicios que han traído la prosperidad de todos nosotros.

Hoy, el libre mercado gobierna el mundo. Yo, su deidad moderna, soy el artífice del mundo globalizado. Cada bien y servicio que todos los presentes goza en este momento, no existiría sin mí. Bajo mi batuta hemos construido un mundo pacífico y próspero, por lo menos para las naciones y Estados que han aceptado mi dominio.

Son solo algunos hoy los que se oponen a dicho poderío. Estados aislados en el tiempo, anclados a un cadáver que reposa en las arenas del pasado, muerto hace treinta años. También están las naciones y Estados que bajo mi nombre pretenden tener comportamientos propios de pseudo-burgueses o señoritos feudales, logrando mancillar mi nombre ante los grandes marginados que no están bajo mi cobijo.

Hoy, las grandes naciones me respaldan y se han inclinado ante mi señorío. Pronto, toda sociedad será tutelada bajo mi nombre. Culturas enteras se han plegado ante mí, pues su alternativa es y será ser excluidas del proyecto de la modernidad, el proyecto del progreso. Poco a poco, desaparecerán ante las grandes culturas que defienden mi tutela.

No negaré mis crímenes ante Gaia, ni detendré de momento mis conquistas ante ella. De ello depende el sustento de millones de personas, y el bienestar de futuros miles. El estandarte del consumo, por más que quieran condenarlo, ha dejado tras de sí sociedades prósperas y avanzadas.

Precarización laboral, esclavitud moderna, deterioro ambiental. Todos, crímenes que bajo mi amparo han prosperado, pero que su aparición ha sido culpa mayormente de mis representantes menos agradables. De las demandas de las sociedades dependerá mi faceta y mi comportamiento, no de mis dinámicas internas que les ha dado todo lo que ven a su alrededor.

Nuevamente, me declaro culpable ante Gaia. Mi justificante es el bienestar y el progreso, y mi compensación será las reformas que adelante para hacerme sustentable. Sin embargo, no pida Gaia que le devuelva el control ni retroceda. Este mundo es mío.

Soy la mayor fuente de prosperidad que el mundo ha visto. Soy la deidad moderna más importante de todas. Mis tentáculos se extienden sobre todo el planeta, y pronto llegarán a los confines del Sistema Solar. Mi apetito es insaciable y de ello depende el futuro de esta raza de primates.

Aquellos que pretenden enterrarme no entienden mi poder. He asesinado a todos mis contrincantes y los he absorbido como parte de mi repertorio de propaganda. Contracultura, socialismo, anarquismo, principios del movimiento hippie, todos se han convertido en marcas de mis productos y parte de mi mercancía. Cada despliegue contra mí solo fortalece mis dinámicas, sin mencionar que dichos despliegues dependen de mis sistemas.

Mi muerte representaría el fin de la civilización moderna. Soy y seré la figura central de todo el sistema-mundo. Bajo mi figura se desarrolla y desarrollará el mundo moderno. Soy dueño de tu entorno y ahora, de tus datos. Soy la figura de figuras. Soy la deidad terrenal más importante de todas.



Sobre el autor

Santiago Ramírez Sáenz

Escritor

Politólogo en formación, con aspiraciones a futuro en antropología, filosofía y economía, entre las que se puedan aparecer en el camino. Gran apasionado de la ciencia y la tecnología, eje central de mi trabajo académico y mi proyecto de vida. Bachatero y salsero, aunque no lo parezca. Gran fanático del sueño interestelar y nerdo de nacimiento.



El contenido de este artículo es propiedad de la Revista Cara & Sello



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