Sociedad

¿Cuándo será suficiente ropa?

Tiempo estimado de lectura: 10 min

De mis actividades menos favoritas es comprar ropa, no porque no sea divertido, sino porque es muy raro encontrar ropa que me guste y se vea de buena calidad. Desde pequeña, mi mamá me hacía recorrer la mayor cantidad de tiendas posibles hasta encontrar las mágicas 3B, que esa prenda de ropa fuera buena, bonita y barata, por supuesto eso hacía que el comprar una camisa fuera una travesía de días. Ahora que yo me encargo de mi ropa, me he convertido en la versión 2.0 de mi mamá, recorro cada tienda, reviso las telas y el precio antes de comprar cualquier prenda, porque mi mamá no crio a una compradora compulsiva, no señores y le agradezco cada segundo por eso. Pero en mis diversas y un poco tediosas travesías en búsqueda de esa prenda perfecta, me he encontrado con personas que no necesitan ropa, pero salen de cualquier tienda con una cantidad de bolsas que no pueden ni cargar, además de que compran ropa más seguido de lo que deberían. Esto se debe a que en muchas personas se ha creado esa necesidad de "estar a la moda", "no repetir pinta" o tener que añadirle algo a un closet completamente lleno porque "no tengo nada que ponerme", esto se resume en dos palabras "fast fashion" un modelo de negocios que consiste en la producción masiva de prendas “desechables”, lo cual trae consigo varios problemas.

Iniciemos por un problema netamente estético y de economía. Si le ponemos atención a la mayoría de prendas de ropa que venden marcas como SHEIN, Forever 21, ZARA, Calvin Klein, Pull & Bear, Stradivarius, Bershka u otras, tienen dos cosas en común, venden prendas de ropa en grandes cantidades y a un costo relativamente bajo (dependiendo del tipo de ropa y la temporada). Esto genera que la ropa que vemos a precios asequibles o en promoción, sea aquella de menor calidad, porque como tienda requieren vender esas prendas rápido para el siguiente cambio de colección y, además, les garantiza que para que cuando la temporada acabe, las personas se vean en la necesidad y en el deseo de adquirir más ropa, ya sea porque la que compraron hace menos de 6 meses ya se dañó o porque quieren seguir "en tendencia". Hay una tercera cosa que esas tiendas tienen en común y es una plancha de vapor siempre a la mano, mi consejo, si ven una plancha de vapor cerca a algunas prendas de ropa NO LAS COMPREN, repito NO LAS COMPREN, porque esas planchas de vapor se usan para que las prendas de ropa se vean nuevas y perfectas mientras están en los ganchos, pero apenas hagan la compra y laven esa camisa, blusa o pantalón por primera vez, se van a dar cuenta de la escasa calidad de la tela. Siempre va a salir arrugada de la lavadora y se van a pasar la vida planchando esa blusa, camisa o pantalón hasta que ustedes se aburran, la dejen abandonada en su closet y a la primera oportunidad, salgan a comprar otra blusa, camisa o pantalón muy similar a las que dejaron abandonadas. Y seamos sinceros, muchas veces las prendas de ropa ya se ven tremendamente arrugadas cuando están en la tienda, así que ¿Por qué comprarlas?

Esta constante compra de ropa genera en nosotros un ciclo innecesario y muy poco racional de nuestra parte, porque estamos gastando constantemente dinero en ropa que no nos dura lo que debería, que no usamos porque a pesar de que la compramos hace poco, se ve vieja y arrugada todo el tiempo y que de todas formas seguimos adquiriendo porque "es económica", pero allí aplica perfectamente el dicho, lo barato sale caro y lo que nos ahorremos ahora en dinero, lo pagaremos en el futuro con el medio ambiente.

Otro aspecto importante del fast fashion es el impacto ecológico que tiene. Según Naciones Unidas algunos de los impactos ambientales de la industria de la moda son: se requieren 7.500 litros de agua para producir unos jeans; se necesitan 2.500 litros de agua para fabricar una camisa de algodón; el sector del vestido usa 93.000 millones de metros cúbicos de agua cada año, una cantidad suficiente para que sobrevivan 5 millones de personas; la industria de la moda es responsable del 20% del desperdicio total de agua a nivel global; la producción de ropa y calzado produce el 8% de los gases de efecto invernadero; cada segundo se entierra o quema una cantidad de textiles equivalente a un camión de basura; la producción de ropa se duplicó entre 2000 y 2014. Además de esto, hay que añadirle las prendas de ropa que dentro de su composición tienen sustancias químicas tóxicas, algunas de las cuales son conocidos carcinogénicos que alteran los sistemas hormonales en humanos y/o animales, como también contaminan los ríos que reciben los residuos ya contaminados en países como China, Indonesia y México, pero que recorren todo el mundo.

Fuente de las imágenes: Destino cero: siete años desintoxicando la industria de la moda

Y a esto, hay que añadirle los 92 millones de toneladas de residuos textiles, de los cuales entre el 75 y el 85% se queman o acaban en los vertederos, pues es ropa que aún tiene etiqueta o fue usada no más de 4 veces. Uno de los vertederos más grandes se encuentra en Ghana en donde cada semana llegan hasta 15 millones de prendas desechadas por consumidores en Europa, EEUU o China. El problema es que actualmente a Ghana está llegando ropa de mala calidad ”fast fashion” que nadie desea comprar, por lo que alrededor del 40% termina en un enorme vertedero en Ghana y posteriormente llega al mar, lo que hace que tanto la tierra como el agua esté expuesta a una gran cantidad de contaminación.

Fuente de la imagen: El país que se convirtió en vertedero de ropa usada de los países ricos | YouTube

Una situación muy similar vive Chile en este momento, ya que al desierto de Atacama llegan por lo menos 100.000 toneladas de prendas, muchas de las cuales aún tienen etiqueta porque no llegan a venderse, según Jason Mayne, periodista, son los importadores quienes tiran la ropa allí, pues la traen de segunda mano de Europa, EEUU, Canadá o Asia, es decir la que allá no se vendió, y como en Chile tampoco la pueden vender, la arrojan al desierto, sin siquiera considerar la posibilidad de donarla, reusarla o reciclarla. Aparte de la clara contaminación que hay allí, ya han sucedido dos incendios a causa de la ropa acumulada, sobre la cual no se hace nada.

Fuente de la imagen: ¿Por qué existen montañas de ropa sin usar en el desierto de Atacama? Te lo explicamos

Como si todo lo mencionado no fuera lo suficientemente malo, la explotación laboral y las malas condiciones de trabajo de las personas que confeccionan la ropa que usamos es un tema latente en la industria de la moda, a raíz de procesos industriales y cadenas de elaboración que benefician a las empresas a costa de los derechos de los trabajadores. En países como Bangladesh, India, Camboya, Indonesia, Malasia, Sri Lanka y China hay prácticas que se alejan de la protección, respeto y remediación de los impactos medioambientales de las empresas que llevaron parte de su cadena productiva a esos países para disminuir costos. Esto sucede porque las regulaciones de los países hacia las empresas parecen de obligatorio cumplimiento, pero no lo son, es por esto que se presentan condiciones miserables de trabajo, una remuneración muy baja, explotación infantil y trabajo forzoso sin repercusiones claras para las empresas que incurren en estos comportamientos, porque los gobiernos lo permiten, al ignorarlos totalmente. Casos como el colapso de la Rana Plaza en Bangladesh en donde se fabricaba ropa para diferentes marcas reconocidas, pero por las malas condiciones del edificio (el cual tenía una gran grieta que ya se había reportado) y la falta de mantenimiento, este colapsó causando que más de 1.100 personas fallecieran y 2.500 salieran gravemente heridas. La industria textil es vital para la economía de este país como motor económico, pues la ropa representa el 80% de las exportaciones nacionales y el sector emplea a más de cuatro millones de personas, sobre todo mujeres de las zonas rurales, pero esto sucede a costa de muchos niños, mujeres y hombres que trabajan en fábricas por más de diez horas al día y reciben menos de dos dólares de salario, sin condiciones laborales adecuadas y sin la posibilidad de reclamar una mejor remuneración porque son despedidos, a pesar de que para 2020 el gobierno fijó el salario mínimo en 95 dólares.

Actualmente, hay trabajadores en India de Zara y Nike que no reciben un pago por su trabajo hace 20 meses, lo cual representaría unos 48 millones de euros, además de que estarían recibiendo un salario menor al que les corresponde. A su vez, en China se presentan casos graves de explotación laboral, solo que en este caso están obligando a cientos de miles de uigures y miembros de otras minorías a realizar duros trabajos manuales en los vastos campos de algodón de la región occidental de Xinjiang, lo cual tiene un claro propósito político e ideológico, al ser ésta una etnia musulmana perseguida, discriminada y oprimida por el gobierno chino.

La moda tiene aspectos positivos, es muy diversa y cíclica. Use lo que le guste cuántas veces desee, puede que sea trendy, vintage, boho chic o haute couture, lo importante es que se sienta cómodo/cómoda. Seguir "los estándares de la moda" no es una obligación, siéntase libre de vestirse como quiera, use la ropa cuántas veces quiera, dese la oportunidad de ser creativo y de combinar las prendas que tenga de diferentes maneras, compre cosas que realmente le gusten y que necesite y abandonemos los prejuicios en torno a usar ropa muchas veces o comprar ropa usada, agradezcamos al universo que existen las lavadoras.

Cabe resaltar que no todo lo mencionado es responsabilidad de los consumidores, pero como la cadena de producción labora para satisfacer nuestras “necesidades” debemos buscar alternativas, no solo en el aspecto individual (pasar de un modelo de fast a slow fashion), sino a través de promover en nuestros países medidas como la responsabilidad extendida al productor y otros compromisos como el tintado sin tóxicos, reducir la producción de residuos y reciclar los materiales que se puedan, usar tejidos ecológicos y una de las más importantes evitar la deslocalización de las empresas y la explotación laboral, la evasión de responsabilidades y la contaminación localizada con el único pretexto de reducir costos, pero no dando las garantías que deberían.

Una sumatoria global de todas estas medidas permitiría que el peso innecesario que le causamos al medio ambiente pueda disminuir de manera significativa y por supuesto que las acciones individuales influyen pues si usted puede elegir entre una empresa de ropa que garantice buenas condiciones y tenga compromisos sociales, hágalo, no solo por usted, o por las manos que hicieron esa prenda que va a adquirir, sino porque a largo plazo, es un beneficio para quienes estamos en esta tierra y los que vendrán, porque a este paso no nos alcanzará la vida en esta tierra para usar todas las prendas que compramos.

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Podcast

Conversando con el sello

T3 E3 - ¿Cuándo será suficiente ropa?
- Laura Sofía Cabrera Jaimes

El estar a la moda y seguir las tendencias de la industria textil en la actualidad nos ha llevado a generar una dinámica de hiperconsumo insostenible, donde el medio ambiente sufre por la contaminación, y los derechos de ciertas poblaciones se ven vulnerados con tal de mantener a flote una industria que podría llevarnos a la cúspide de una crisis ambiental y de abusos laborales. En este episodio de Conversando con el Sello, hablamos con Sofía Cabrera, directora del área de escritores de Cara & Sello y autora de "¿Cuándo será suficiente ropa?", con quien analizamos el contexto actual de la industria, las dinámicas de consumo, el impacto ambiental y sociopolítico, y las alternativas para evitar hacer parte de la dinámica desenfrenada de consumo.
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2022-03-19 por Daniela López un producto Cara & Sello



Sobre la autora

Laura Sofía Cabrera Jaimes

Directora del Área de Escritores

"Tal vez no pueda cambiar el mundo, pero sí el pedacito que me toca"
Pronto internacionalista, mientras tanto disfruto dar mi opinión, aprender de distintos temas y poder analizarlos en el proceso. Recién entrada a los 20. Rola. Amante del fútbol, los perritos, la fotografía y de cantar desafinado.



El contenido de este artículo es propiedad de la Revista Cara & Sello



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