Política

Anarquía internacional

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Fuente de la imagen: "¿Es viable el anarquismo en la actualidad?" | LaPeste.org

“En la guerra no existe una victoria absoluta” fue una preposición que, según el politólogo estadounidense Kenneth Waltz, tomó relevancia en el siglo XX. Además, dio lugar a que los Estados adoptaran la regla general de procurar la paz como uno de sus fines. Generando, además, debate en torno a la incidencia de la anarquía internacional en la seguridad mundial y como alternativa necesaria hubo teóricos que propusieron el federalismo mundial.

Los planteamientos del estadounidense Alexander Hamilton, conocido como uno de los fundadores de los Estados Unidos, han servido para comprender elementos esenciales en ese debate. Hamilton, de manera similar a Hobbes, considera que el estado natural del hombre es la violencia. Por lo tanto, para Hamilton los anárquicos, al defender una sociedad internacional sin un gobierno mundial, estarían olvidando las motivaciones hostiles de los hombres, los cuales son ambiciosos, vengativos y rapaces.

Así pues, los federalistas aseguran que la anarquía da lugar a la guerra, pues solo el gobierno establece las condiciones para la paz. Claramente los federalistas han acudido a la teoría del estado de naturaleza como argumento a favor de la conformación de un gobierno mundial. Además, han visualizado diversas confederaciones de Estados en el contexto internacional, tipo Unión Europea. En todo caso, es el mismo Hamilton el que ha planteado que la unión de los Estados sería casi imposible debido a que a mayor heterogeneidad menor cohesión social. Por lo que dichas confederaciones no disminuirían el riesgo de guerra, porque cada confederación tendría intereses propios que generarían desconfianza entre las confederaciones y conflictos limítrofes, como el caso de la Unión Europea o la OTAN.

La imposibilidad del gobierno mundial es en gran medida práctica. Así pues, la ausencia de una autoridad política centralizada ha significado una política de poder de competencia entre Estados. Esto sucede en una estructura de política internacional basada en anarquía y distribución de poder. Así como, procesos; es decir interacciones que surgen entre Estados. En ese sentido, la anarquía se concreta en un tablero internacional con unidades relativamente similares, distribución multipolar de poder y constante disuasión. Aquí vale la pena mencionar que después de la segunda guerra mundial el escenario internacional anárquico dio lugar a guerras preventivas. Lo cual, en lugar de presentar un ambiente pacífico entre los Estados generó un escenario de riesgo constante. Tal como aseguró Hamilton: el temor mutuo o las armas peligrosas pueden producir, en lugar de la paz, una serie de guerras pequeñas.

Estas guerras pequeñas desde el análisis internacional parecerían inevitables pues para Waltz la respuesta a los orígenes de la guerra se encuentra en estructuras complejas como el ser humano, la estructura de los Estados, el sistema interestatal. Además, las interacciones entre los Estados durante el siglo XX dieron cabida a que los sistemas de poder realistas optarán por la identificación negativa. Lo que constituía una preparación para un sistema anárquico. Porque la identificación negativa consiste en actores que temen el riesgo, deducen intenciones a partir de capacidades y se preocupan por las ganancias y las pérdidas relativas, tal como lo plantea el politólogo Alexander Wendt. En ese sentido, y procurando la supervivencia como fin, en el siglo XX se reconoce que el resultado de la guerra son diversas derrotas. Por lo que, los Estados aceleraron la gestión de instituciones legales y mecanismos capaces de superar las relaciones internacionales existentes.

Por lo tanto, para los estudiosos del poder fue posible identificar en la anarquía del sistema internacional, sistemas de seguridad como el sistema individualista y el sistema competitivo. En el sistema competitivo los Estados se identifican como negativos entre ellos para la seguridad y la ganancia se logra mediante la eliminación de los distintos. En el sistema de seguridad individualista los Estados son indiferentes a las relaciones entre su seguridad y la de los otros, se concentran más en las ganancias absolutas sobre las relativas. Ambos contemplan la seguridad como una responsabilidad individual, en contraste está el sistema cooperativo que considera la seguridad como una responsabilidad de todos. Algunos ejemplos de sistemas de seguridad competitivos son: Estados Unidos, China, Corea del Norte. Este sistema es propenso a presentar dilemas de seguridad, ya que los esfuerzos de los actores para fortalecer su seguridad de forma unilateral amenazan la seguridad de los otros, perpetuando la desconfianza y la alienación.

Wendt asevera que los dilemas de seguridad no vienen dados por la anarquía sino por la interacción. En consecuencia, que una guerra suceda o no va más allá de la decisión de A para atacar a B. Que la guerra tenga lugar o no dependerá de la ubicación, tamaño, poder, interés, tipo de gobierno, historia y tradición, circunstancias que ejercerán influencia sobre las acciones de ambos Estados. Así pues, el gobierno mundial parece una institución poco pragmática y la anarquía un escenario de riesgo constante. Sin embargo, la supervivencia sumado a los intereses de poder de cada Estado ha generado dinámicas e instituciones de seguridad como la competitiva que en cierto grado dan como resultado autoayuda entre Estados.



Sobre la autora

Camila Lemos Ortiz

Escritora

Politóloga, asesora política y escritora. Si hay un país que amo es Colombia, si hay algo que me inquieta y me ocupa son las instituciones nacionales y el conflicto interno. Soy aficionada a la música y también a la filosofía política. Creo que la curiosidad salvó al gato…



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