La ciberseguridad, el control de la proliferación de armas nucleares, la estabilidad estratégica y el cambio climático fueron los principales temas tratados en la cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), celebrada en Bruselas el 14 de junio de este año. El encuentro del primer mandatario de los EE.UU., Joe Biden, con sus homólogos generaba altas expectativas ya que su predecesor Donald J. Trump tuvo poca efectividad al momento de negociar algunos temas con los aliados. El fracaso para extender el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (NEW START), la petición de que China firmara el NEW START, los ciberataques entre Rusia y EE.UU., la ausencia de compromiso con el medio ambiente, el enriquecimiento en uranio que tuvo Irán como retaliación a las sanciones económicas interpuestas por el gobierno de Trump, así como las tensiones entre los aliados, fueron temas álgidos en las últimas cumbres de la organización.

Ahora bien, el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (NEW START o START III) es un acuerdo que limita el número de armas nucleares estratégicas a un máximo de 1550 cabezas nucleares y 700 misiles balísticos, y 800 lanzaderas desplegadas y en reserva para cada una de las partes responsabilidad especial: controlar la estabilidad estratégica del mundo. Y, la última firma de este acuerdo fue hecha por Obama y Medvedev en 2010. Así pues, en la rueda de prensa, tras la cumbre, el mandatario ruso afirmó que “Biden, responsablemente y a tiempo prorrogó el tratado” el cual tendrá vigencia por 5 años hasta el 2024.

Otro tema relevante durante la cumbre: China. Para los aliados fue más estratégico, en este momento, no considerar al gigante asiático un adversario y, de tal modo, llamar al diálogo. Sobre todo, porque existe una expansión militar significativa, sumado al gran avance tecnológico y de cooperación que desafía el actual enfoque sistémico. Además, el primero de julio el Partido Comunista Chino celebró cien años de fundación exaltando la gran influencia de China en el mundo. Manifestando la solidez del segundo partido más grande del mundo y el éxito de la política exterior expansiva de Xi Jinping.

Así pues, en materia geopolítica, China está expandiendo sus fronteras estratégicas fuera de su territorio y aumentando países aliados. Un ejemplo de lo anterior, es la influencia que tiene en países latinoamericanos como Brasil, que ha recibido robustos presupuestos para infraestructura, así ha ampliado su dominio. Al parecer, es una visión política muy cercana a la del quinto presidente de los EE.UU. Monroe que consistía en: hacer muchos aliados y echar a los europeos hasta prohibirles que interfirieran en los asuntos americanos. De tal modo, la política exterior del gigante muestra sus fines: convertir a China en la primera súper potencia del mundo.

Como consecuencia, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) dio a conocer que no propiciará una guerra fría con China. Porque, además, desde la visión de la geopolítica, China es un país que tiene una alta soberanía, soportada en los poderes blandos y duros antes mencionados, y se suma la cohesión social impulsada por valores ético - políticos como el confucionismo y el mandarinismo imperial. Entonces, su capacidad para establecer relación con otros Estados es eficiente, así mismo puede evadir las políticas de bloque de la OTAN y en muchos casos se blinda de estas para proteger su propia política de defensa. Por lo tanto, el secretario general de la Alianza Atlántica señaló que el crecimiento militar y tecnológico de China es un desafío para la seguridad euroatlántica.

Ahora bien, Irán es un actor clave en el tema de control a la proliferación de armas nucleares. El gobierno Trump interpuso sanciones comerciales a compañías que realizaban negocios con Irán. Las sanciones han sido consideradas ilegales por el país persa e impulsaron la retaliación. Así pues, han aumentado sus reservas de uranio a niveles muy superiores al 3,67 % permitido por el histórico acuerdo y más cerca al 90 % que se requiere para crear un arma atómica. Es por eso que la OTAN ha instado a Irán para que haga una efectiva negociación con el Grupo 4 + 1 con respecto al Plan Integral de Acción Conjunta (JCPOA, siglas en inglés), e Irán extendió el acuerdo de monitoreo con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) por un mes, manifestando que están a la expectativa de que Biden quien, desde el primer día se comprometió a resolver lo pertinente a las sanciones económicas, tome las medidas y levante las sanciones. Fue un logro para la diplomacia de Biden pues la última firma de Irán en dicho acuerdo fue en 2015 durante la administración de Obama.

En cuanto a la conversación acerca de ataques cibernéticos los protagonistas fueron Biden y Putin, para quienes es importante fortalecer la ciberseguridad. Puesto que, Estados Unidos sufrió un hackeo, al parecer efectuado por piratas informáticos rusos, que bloqueó el sistema de oleoductos más grande del país. Ambos mandatarios consideraron que es necesario seguir trabajando en resolver las demandas interpuestas por ciberataques. Así pues, Putin afirmó que Rusia ha dado respuestas detalladas a todas las solicitudes del gobierno de los Estados Unidos, sin embargo, Moscú dirigió 35 demandas de ciberataque a EE.UU. y no ha recibido una respuesta. Además, el mandatario ruso afirmó que la mayor parte de los ciberataques se realizan desde el espacio cibernético de los Estados Unidos, seguido de Canadá y dos países latinoamericanos. La cumbre dio como resultado la consideración de iniciar consultas al interior de los países y avanzar para consolidar la mejora de la seguridad cibernética, así como resolver los temas que el gobierno de Trump dejó pendientes en la materia.

Y, por último, el cambio climático fue abordado por primera vez en la cumbre de la alianza militar en aras de tomar acciones y conseguir un mayor compromiso para frenar la emisión de dióxido de carbono además en alinear a la organización con la meta del Acuerdo de París de limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados.

La cumbre culminó con una agenda de interacción diplomática, lo cual implica que los Estados miembro están dispuestos a encontrar soluciones a las problemáticas de manera conjunta. Sin embargo, Biden también aseguró que no es sencillo confiar en las actuaciones del Kremlin ya que su líder ha dejado ver rasgos muy autocráticos lo que en ocasiones implica la primacía de la soberanía rusa sobre los acuerdos de la OTAN.

En cuanto a China, los 30 países que conforman la alianza confluyeron en fortalecerse en bloque, para dirimir los conflictos con el gigante asiático, así como instar a la partición en un pacto futuro sobre el control de armas. Finalmente, los protagonistas afirmaron que no hubo ninguna hostilidad en el encuentro y que este transcurrió de manera positiva pese que sus posturas se diferencian hubo una conversación muy productiva.