El nacionalismo alemán ha sido concebido como una ideología de corte político y cultural, y con esto se afirma, que los alemanes son una cultura homogénea y, en consecuencia, se debe promover la identidad y unidad cultural entre ellos. El nacionalismo no surge necesariamente con el inicio de la Segunda Guerra Mundial, sino que sus bases teóricas y prácticas se remontan con el nacimiento del nacionalismo romántico durante las Guerras napoleónicas, momento en que se dan los intentos del pangermanismo (unificación de los pueblos alemanes).

Aunque en este momento el nacionalismo no era un proyecto político, con él inició de las invasiones francesas a los territorios alemanes, fue necesario la construcción de una fuerza política que pudiera contrarrestar la influencia napoleónica sobre territorio germánico. El nacionalismo es sin duda uno de los fenómenos políticos más estudiados por diferentes teóricos, sin embargo, aunque este tema parecía quedarse relegado a un segundo plano después de la Segunda Guerra Mundial, existe un auge significativo de esta doctrina en la actual Alemania.

Para hablar de nacionalismo se debe hablar de nación, y desde una visión objetiva se puede afirmar que es una relación entre factores como la raza, la lengua, la religión y otros factores que constituyan modelos de integración social y posteriormente, se reduce una visión subjetiva de la convivencia conjunta, de este modo, se crea una conciencia nacional que permite la construcción de proyectos, recuerdos, costumbres e instituciones que lograrán que un pueblo construya una identidad propia y homogénea.

Dicho, además, se espera que la nación permita el acceso a una forma de vida superior y, por lo tanto, una vida política encaminada a la protección de los derechos colectivos; la nación y el nacionalismo no son partidos políticos, sino que son movilizaciones integradoras y unificadoras, sin embargo, cuando el nacionalismo se desarrolla completamente, es reivindicatorio y se ha articulado adecuadamente, posible la consolidación de fuerzas política.

El lenguaje es uno de los rasgos hereditarios de mayor importancia, ya que por siglos ha permitido la construcción de una cultura, un territorio, una tradición y una identidad nacional que se ha ido fortaleciendo con el pasar del tiempo, por otra parte, la construcción de la nación es objetiva como se había dicho anteriormente, puesto que se habla es del deseo colectivo de consolidar una identidad, pero sería subjetivo en la medida que solo se partiría del individuo mismo y sus deseos; es por ello, que el nacionalismo es tan fuerte, porque no existe la posibilidad de desligarse voluntariamente, si no que presenta rasgos de estabilidad y conforma el espíritu como pueblo unificado; la nación parte del principio étnico cultural, debido a que se da una pertenencia en un espacio determinado, en el que se crea nuevamente un carácter y la construcción de una personalidad.

Ahora, si se desea realizar un análisis completo del nazismo, es necesario construir un hilo conductor entre el nacionalismo del siglo XIX al nacionalismo del XX, ya que se deberá estudiar cómo fue la consolidación de la burguesía en Alemania, el inicio de la Revolución Industrial, los procesos de reunificación alemana propios de Bismark y la decadencia de la República de Weimar. Para diversos autores, las invasiones napoleónicas influyeron considerablemente en la construcción teórica de las bases para el nacionalismo, por otra parte, las revoluciones del 1848 fueron un detonante para que una sociedad desigual y empobrecida quisiera transformar la comarca de Estado - Nación, sin embargo, se debe tener en cuenta, que el intentar implementar un nacionalismo liberal muy propio de la época, implicaba una ruptura de la tradición romano-germánica.

En este punto, gran número de países en Europa implementaban una agenda liberal encaminada a la protección de los derechos individuales y la libertad de pensamiento, pero, al interior del país germánico, existía una pugna, ya que existía la necesidad de construir una identidad nacional; los liberales luchaban por la unión de la nación en cuanto a la defensa de la individualidad, pero otros luchaban por la identidad de un pueblo, factores que incidieron en el carácter expansionista del pueblo germano. Durante la segunda mitad del siglo XIX, los destellos democráticos que intentaban validar los derechos fundamentales son básicamente derrotados por una monarquía fuerte y sólida que no busca el protagonismo del ciudadano pensante. La derrota después de la Primera Guerra Mundial es sin duda un fuerte golpe al orgullo alemán, en especial por las imposiciones del Tratado de Versalles (aunque este tratado intento imponer algunas bases democráticas en el país, los valores monárquicos no pudieron ser desarraigados de forma sencilla).

La depresión económica, la absoluta incredulidad en el sistema democrático y la conformación de plataformas bipartidistas, permitieron que los nacionalsocialistas se apropiaran del poder, trayendo a colación argumentos nacionalistas ligados a la construcción y fortalecimiento de la cultura, la historia, la etnicidad pura y el principio expansionista, con esto, se logró la descalificación del liberalismo y se vuelve a luchar para retomar el sentimiento de identidad de pueblo, por lo que se busca imponer una noción de nacionalismo. La llegada de Hitler al poder no responde únicamente a un fenómeno político puntual como la derrota en la Primera Guerra Mundial, sino que encuentra sus antecedentes en condiciones internas y externas de la historia alemana, todo se remonta a un pasado que se encuentra fuertemente ligado.