Política

Los “a pesar de Colombia...”

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En Colombia no dices: “lo logré”, en Colombia dices: “a pesar de Colombia, lo logré”.


En Colombia nos acostumbramos al descaro. Frecuentemente se oyen frases como “trabajen vagos”, “trabaje juiciosa” o “exijo pruebas por cada uno de los 6.000”. Aunque causan indignación, con el tiempo se convierten en aclamadas joyas de los memes y lejos de servir como reclamo, son usadas para burlarse de todas las desgracias, porque son muchas, que pasan en este maravilloso país apodado “Polombia”. Sin embargo, a pesar de “Polombia”, hay colombianos y colombianas que logran sobreponerse a la situación de país y salir adelante sin importar su devenir.

Hace algunos días se hizo viral que la narración de la llegada a Marte fue realizada por una mujer colombiana. Todos los medios de comunicación enaltecían el hecho de que ella era colombiana y con orgullo la representación del país en la NASA. Esta situación, si se pone en paralelo con la situación actual de la juventud y el desempleo en el país, es un acto de absoluto y completo descaro y voy a exponer por qué.

Los encabezados se hacen mucho más virales cuando titulan: “La colombiana que llegó a la NASA”, “El orgullo de Colombia en la NASA”, y así sucesivamente, cada uno apostando por Colombia como la máxima exponente. En el cuerpo de los artículos se dedican a contar la vida de esta exitosa mujer, pero lo curioso de ello es que ninguno profundiza en lo que puntualmente el país le aportó a la carrera de esta profesional. Otro punto que llama la atención es que ella misma cuenta que cuando llegó a Estados Unidos no sabía inglés y solo contaba con 300 dólares.

Hay colombianos y colombianas que logran sobreponerse a la situación de país y salir adelante sin importar su devenir.

Lo anterior da pie a pensar en si realmente es justo hacer ver a Colombia como un país que aporta, en este caso, personal para la NASA, pero perfectamente podría verse desde cualquier otra perspectiva y rajarse de misma forma, porque como tal lo único que le dio el país a esta mujer fue la nacionalidad, que luego sería usada para dar reconocimiento a un lugar que lo único que hace es despreciar a todos sus jóvenes. Esta mujer no es más que un caso de alguien que logró ir lejos a pesar de Colombia, porque en este país no se invierte en telecomunicaciones o ciencia e investigación. Colombia es un lugar en donde la educación está en el último escalón y el pan de cada día son la corrupción y la mermelada. Además, se debe resaltar que, a pesar de las circunstancias, existen personas que logran graduarse como profesionales, lo decepcionante es que posteriormente deben regalarse por sueldos que son miserables debido a que las empresas se dedican a decir que eso no es lo que están buscando, pues al parecer prefieren a técnicos o tecnólogos. Las que sí están dispuestas, son limitadas y hasta contadas con los dedos. Eso en las ciudades, porque en el campo hay un panorama completamente diferente.

En la parte más rural del país, sumado a la falta de educación, infraestructura, internet y oportunidades, se le adhiere el reclutamiento forzado y el enfrentamiento de grupos armados al margen de la ley; que puede ser cualquiera de las procedencias de las casi incontables que tiene este país, porque hasta eso se les salió de las manos. Si en las ciudades el abandono es evidente y se rasgan las vestiduras por querer algo diferente, en el campo quitan vidas para contar muertes de una guerra que ellos mismos inventaron, y financian con el dinero que debería ser invertido en mejorar las condiciones que mencioné anteriormente.

Colombia es un lugar en donde la educación está en el último escalón y el pan de cada día son la corrupción y la mermelada.

Aun así, conociendo la situación real del país, periodistas que gozan de nombre y prestigio se atreven a preguntarle a la hija de una ministra, sobre si ella tiene miedo de no encontrar trabajo en lo que estudió; cuando en realidad en Colombia esas comparaciones no son posibles, la competencia real no es así de justa. El cargo de ministro de defensa se da porque se nace en un hospital militar y el resto de altos cargos del Estado son por recomendación o por ser hijos de ex ministros.

En este país las oportunidades que existen son arañadas. Ni el Estado, ni mucho menos el Gobierno que es mezquino e indolente, se preocupa por el bienestar de aquellos que están desamparados. Son tan apáticos que ni siquiera voltean a ver para percatarse de la situación, su única y verdadera preocupación es evitar que la mitad del gabinete y altos ex funcionarios vayan a la cárcel; su objetivo es terminar de despedazar esta patria que por años ha sido desangrada. Por lo tanto, si en el extranjero hay colombianos y colombianas exitosos, no es por Colombia, es a pesar de ella.



Sobre la autora

Mariana Mejía

Escritora

Politóloga y Feminista. Escribo por necesidad, es mi refugio y donde puedo ser yo misma. Soy amante del cine, de las libertades y de todo aquello que llene el alma.



El contenido de este artículo es propiedad de la Revista Cara & Sello



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