Sociedad

Colombia: destino de asesinato exprés

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El pasado 10 de mayo el fiscal antimafia paraguayo Marcelo Pecci fue asesinado mientras se encontraba disfrutando junto a su esposa de su luna de miel, en las playas de Barú (Cartagena).

Marcelo Pecci tenía 45 años cuando lo asesinaron, llevaba 8 días casado con la periodista paraguaya Claudia Aguilera, quien anunció en redes sociales, tan solo 1 día antes del fatídico suceso, que esperaban a su primer hijo. Pecci iniciaba su vida familiar cuando dos sicarios descendieron de un par de motos acuáticas y le propinaron dos tiros, causándole una muerte instantánea.

El homicidio de Pecci se suma a una larga y trágica lista de muertes que han venido dejando las grandes organizaciones del narcotráfico en Paraguay; y de los cuales Pecci estaba al tanto. Uno de los casos que llevaba era el del tiroteo en el festival de San Bernardino, que tuvo un saldo de 5 personas heridas y 2 fallecidos, entre los que se encontraba Marcos Rojas; vinculado a las mafias del narcotráfico en ese país.

Hace unos 23 años, en pleno auge de las mafias colombianas, era bastante común ver en los periódicos el trágico anuncio del asesinato de otro fiscal sin rostro; como el de Myriam Rocío Vélez, quien estaba a cargo del proceso por el magnicidio de Guillermo Cano, director del Espectador en el 86. La dinámica es tan oscura como sencilla, cualquiera que incomode judicial o económicamente a los altos mandos del narcotráfico es vilmente asesinado; ya sea en Colombia o en el Paraguay, o en Argentina, o en cualquier país que sufre las graves consecuencias de un sistema tan estructurado.

Pecci manejaba casos de alto perfil sobre lavado de dinero y crimen organizado en su país, y hasta el momento de su muerte no había hecho ningún tipo de vinculación de sus casos a la mafia colombiana. La viuda, Claudia Aguilera, afirmó a medios de comunicación colombianos que a la fecha no habían recibido ningún tipo de amenazas; lo que habría otorgado una sensación de falsa calma para los recién casados.

El comandante de la Policía Nacional, General Jorge Luis Vargas, afirmó que no se había designado un esquema de protección al fiscal paraguayo, ya que no había información alguna de la visita de Pecci al país. Pero ¿cómo la habría? Si Pecci llegó a Colombia para celebrar su luna de miel, de la manera más inocente y romántica posible; en un paraíso turístico como lo son las playas de Cartagena.

Entonces también nos debemos abrir a las siguientes preguntas: ¿Qué medidas habría tomado la canciller y vicepresidenta Marta Lucía Ramírez en caso de haber recibido aviso sobre la presencia de Pecci en el país?, ¿Habría entonces solicitado al DNP (Departamento Nacional de Protección) que le asigne un esquema de seguridad al fiscal Pecci y su esposa?, ¿Se habría podido evitar esta tragedia que enluta el pueblo paraguayo y mancha el nombre de nuestro país ante la mirada internacional? Quien sabe, Pecci fue asesinado en el país que había estado inmerso en un paro armado de cuatro días y paralizó una docena de departamentos; mientras disfrutaba de su luna de miel y festejaba su recién descubierta paternidad.

Este hecho ha causado un importante remezón en la Cámara de Diputados de Paraguay, en la que se realizó un debate abierto para tratar el asesinato de Pecci. En este debate la representante Kattya Mabel González afirmó, en medio de lágrimas, que el 80% de la Cámara estaba permeado por el crimen organizado paraguayo que asesinó al fiscal.

Para las autoridades colombianas, a las que se ha unido un equipo de investigadores paraguayos, el FBI y la DEA; el crimen de Marcelo Pecci es resultado de una colaboración transnacional que planeó el asesinato desde Paraguay, realizó el seguimiento a los recién casados durante los seis días que llevaban en nuestro país, y lo último en las playas de Barú.

Según El Tiempo, las dos hipótesis más sólidas que manejan las autoridades anteriormente mencionadas son las siguientes:

  • En medio de un trabajo conjunto con la DEA, el fiscal Pecci trabajo en una investigación que daría como resultado la extradición a Estados Unidos de Nader Mohamad Farhat, quien haría parte del grupo islamista Hezbolá.
  • Por otro lado, uno de los casos más importantes manejados por la fiscalía antidrogas que manejaba Pecci era el que llevó a la operación A Ultranza Py; que resultó con la captura de los hermanos José y Miguel Ángel Insfrán, que lideraban uno de los clanes más fuertes del narcotráfico en ese país; y dejarían pérdidas por más de $250.000 millones de dólares para el crimen organizado paraguayo. Esta organización criminal enviaba la droga desde Colombia hacia Europa, utilizando como puente estratégico el Paraguay.

El asesinato de Marcelo Pecci no solamente hace un llamado de atención a la lucha contra las drogas en Paraguay, sino que también dispone a nuestro país como un territorio peligroso, en el que las mafias internas del narcotráfico nacional están siempre prestas a colaborar con importantes estructuras del crimen extranjero.

Desde Cara & Sello enviamos nuestras más sinceras condolencias a la familia de Marcelo Pecci, y extendemos nuestra solidaridad al pueblo paraguayo en medio de estos días tan difíciles.



Sobre el autor

Andrés Felipe Urrego

Escritor

Periodista, tan independiente como se me permita. Me gusta escuchar y reseñar la música. Hago podcast, escribo artículos y cubro conciertos. Parte de mi trabajo es, afortunadamente, escuchar y transmitir historias.



El contenido de este artículo es propiedad de la Revista Cara & Sello



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