Sociedad

¿Cómo fue el primer concierto desde la pandemia por el COVID-19?

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El sábado 28 de marzo, la ciudad de Barcelona hizo historia al realizar el primer concierto multitudinario y sin distancia de seguridad en tiempos de COVID-19. El evento se realizó en el Palau Sant Jordi, un pabellón multifuncional inaugurado en 1990 y que en tiempos normales puede albergar a 18.000 espectadores en un concierto. En esta ocasión fueron 5.000 personas las que asistieron al lugar para ver en vivo a la agrupación Love of Lesbian, grupo barcelonés de indie rock e indie pop conocido por temas como “Lucha de Gigantes” y “Club de fans de John Boy”.

El evento fue todo un desafío. En primer lugar, tenía un presupuesto cercano a los 200.000 euros, aunque 90.000 fueron recuperados con la venta de boletería que se agotó en pocas horas. Segundo, el espectáculo —que duró casi dos horas— inició con retraso de media hora debido a los exhaustivos controles que iniciaron a las ocho de la mañana y finalizaron a las cuatro de la tarde. En estos controles se realizó prueba de antígenos (TAR) a cada uno de los asistentes y seis de ellos, completamente asintomáticos, dieron positivo a la prueba y no pudieron ingresar al evento. Tercero, los organizadores proporcionaron a los 5.000 asistentes una mascarilla FFP2 la cual es capaz de filtrar el 94% de partículas del aire y que por supuesto era de uso obligatorio durante todo el concierto. Finalmente, los espectadores fueron divididos en tres bloques de 1.800 personas que contaban con recorridos delimitados, baños, gel hidroalcohólico, ventilación reforzada y personal adicional para evitar que se formaran aglomeraciones durante la entrada y la salida del recinto.

Público durante el concierto de Love of Lesbian en Barcelona

El evento fue parte de un plan piloto organizado por la plataforma Festival por la Cultura Segura, una organización creada por varios eventos y promotoras de Catalunya como Primavera Sound, Sonar, Cruïlla, Canet Rock, Vida Festival, Festival de Jazz de Barcelona, Guitar BCN y Festival de Porta Ferrada. Esta plataforma busca “establecer un nuevo protocolo para la celebración de eventos en el contexto actual” y superar la situación actual de la música en vivo.

Durante el concierto, Santi Balmes, vocalista de la agrupación, aseguró que el mundo estaba mirando a Barcelona, mientras que Jordi Herreruela, director del Festival Cruïlla, afirmó que se trataba de un día histórico en el que la ciudad recuperaba el espíritu de las olimpiadas. Por su parte, la plataforma organizadora celebró el civismo de los asistentes durante el evento, así como la unidad del sector de la música en directo, la comunidad científica, los administraciones y patrocinadores.

Además del ejemplo logístico y de unión, este evento se posiciona como un ejemplo para la ciencia, pues tendrá una valoración científica cuyos datos se publicarán el próximo 10 de abril. Si los resultados logran confirmar que el riesgo de contagio es significativamente bajo, al menos en Barcelona se abrirán las puertas para el regreso de los espectáculos en vivo.

Un trabajador sanitario recoge la muestra de uno de los asistentes al concierto para la prueba rápida de antígenos.

Hasta ahora se sabe que luego del concierto un joven dio positivo para COVID-19. Sin embargo, expertos en salud aseguran que si la prueba realizada antes del concierto no detectó el caso es porque la carga viral era muy baja y no se trataba de una situación contagiosa. Además, se ha asegurado que si el caso se presentó tan solo tres días después del evento es porque el joven se había contagiado días antes y no durante el espectáculo de Love of Lesbian.

Respecto al concierto, hay que decir que esta no es la única iniciativa alrededor del mundo con la que se pretende recuperar la industria del espectáculo. En New York, por ejemplo, las autoridades intentan resucitar Broadway y por eso anunciaron que reservarán vacunas para los trabajadores teatrales. En Berlín se implementaron planes piloto donde todos los espectadores deben hacerse una prueba PCR máximo doce horas antes de asistir a Berliner Ensemble, la Filarmónica de Berlín o la Volksbühne Berlín. Por su parte, en Bogotá ya hay conciertos con protocolos de bioseguridad y aforo limitado en escenarios como el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo.

Foto del público durante el concierto de Love of Lesbian en Barcelona.

Experimentos de este tipo son como pequeñas batallas dentro de una guerra que el mundo empezó a librar hace un año y aunque para algunos este concierto representó un riesgo potencial para la vida de miles de personas, hay que decir dos cosas: las mejores batallas son libradas por los mejores guerreros y luego de sobrevivir a una pandemia vale la pena celebrar la vida con un buen concierto.

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Conversando con el sello

T1 E4 - ¿Cómo fue el primer concierto desde la pandemia por el COVID-19?
- Leidy Pimienta Gómez

Todos extrañamos los días en que podíamos ir a escuchar a nuestros artistas favoritos en vivo. Todos excepto los australianos y, sorprendentemente, un grupo de cinco mil españoles que tuvieron la oportunidad de ver a Love of Lesbian en vivo durante la crisis sanitaria más traumática del siglo XXI. ¿Sería esto posible en otros países como Colombia? y ¿Hasta cuándo la industria del entretenimiento podrá retomar su curso natural?
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2021-06-05 por Sara Juyo Morera y Juan David Díaz Molina un producto Cara & Sello



Sobre la autora

Leidy Pimienta Gómez

Escritora

Soy antropóloga, periodista, amante de la música y apasionada de los sonidos. Mis textos hablan de cómo la música nos enseña sobre todos los temas posibles. Siempre estoy a la espera de un buen concierto y creo firmemente que la música nos hace sentir libres.



El contenido de este artículo es propiedad de la Revista Cara & Sello



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