Uno de los puntos más preocupantes en la globalización es la marcada diferenciación entre las economías mundiales. No solo la economía nacional y las relaciones entre Estados influyen completamente en las oportunidades comerciales, sino que es la jerarquización de los países con las economías globales. Esta estructuración económica implica que es una labor casi que imposible escalar económicamente en la comunidad internacional.

Con el pasar del tiempo, ha surgido la necesidad de solucionar las asimetrías económicas globales, y esto ha dado un carácter diferenciado entre los países, en la medida que cada uno tiene un conjunto de objetivos y deberes; en el caso de los países en vía de desarrollo deberán alcanzar el estatus de desarrollados, para ello, son necesarias las financiaciones o asistencias fiscales por parte de las potencias y/o entidades financieras internacionales, y será necesaria la integración regional; en cuanto a las potencias, es necesario que dejen a un lado el proteccionismo y que las exportaciones se garanticen para todos los países.

Sin embargo, la integración regional y el nivelar las condiciones de juego son dos puntos problemáticos. En primer lugar, la integración regional no es percibida por los países en vía de desarrollo como un punto para de partida para generar relaciones entre sus iguales, sino que es entendida como la oportunidad de estar vinculados a las grandes potencias, por otra parte, esta integración implica que las economías globales cedan mínimamente su soberanía, y no todos están dispuestos a esto. En segundo lugar, el intentar solucionar los desniveles de juego puede ser contraproducente en la medida que agudiza las desigualdades y puede llevar a una serie de restricción económicas a los países que hasta ahora están participando de las relaciones económicas en la comunidad internacional.

De acuerdo con algunos autores, la globalización ha disminuido la desigualdad económica, ya que ha permitido la apertura del mercado laboral, sin embargo, las integraciones regionales causan el efecto contrario: la desigualdad aumenta considerablemente. Se debe tener en cuenta que unas de las causas de la desigualdad son: migración, trabajo temporal, trabajo informal y salario mínimo (los ingresos en ocasiones son menores a los gastos).

América Latina es una de las regiones en el mundo con la peor asimetría económica a comparación de las demás zonas del mundo, asimismo, las políticas neoliberales de la década de los 80´s y 90´s influyeron considerablemente en la brecha económica. La globalización por medio de la apertura del comercio (factor importante) ha mejorado la distribución de ingresos, ha permitido la inversión extranjera y el gasto ha disminuido en algunas zonas. No obstante, estos cambios no se dan únicamente con la apertura comercial, sino que se dan gracias a la reestructuración del sistema económico, el fortalecimiento de la institucionalidad y flujo de capitales gracias a la actividad eficiente de la política monetaria de cada país.

La inversión ha aumentado los salarios y ha generado más empleo, ya que son varias las empresas que se han traslado a estos países (claramente con la finalidad de reducir gastos de producción). Por otra parte, estos beneficios se dan gracias a la adaptación casi que forzada por parte de los Estados y la población en cuanto a la implementación de las nuevas tecnologías y aumento en la productividad.