Sociedad

El rostro humano de la fe

Tiempo estimado de lectura: 5 min
2021-11-11 por Aura Suárez

Los seres humanos son capaces de creer, de poner sus esperanzas en situaciones o personas sin tener la total certeza de que lo que piensan o desean se va a llevar a cabo. Pues bien, esto se llama fe, fe en alguien, fe en el futuro, fe en sí mismo. A partir de la fe se logran fomentar vínculos entre las personas para conformar una comunidad, una comunidad con un o unos objetivos comunes que permiten el desarrollo de cada individuo, así como de las interacciones que se generan entre ellos naturalmente. Es así como se encuentra de ejemplo la Iglesia, de carácter cristiana. Pues a través de los siglos ha tenido caídas, y fuertes, pero al ser conformada por una comunidad, de seres humanos, ha demostrado la capacidad de reconstruir las relaciones y el horizonte de las personas que la conforman para seguir acogiendo a cada ser humano que desee trascender en su naturaleza.

Puede haber muchas maneras de percibir la fe en la persona humana, pero en principio se sabe que es algo intangible que existe, y genera respuestas en los seres humanos y en la relación que se crea entre ellos. Esta fe puede nacer también de la empatía, de la capacidad por formar cohesiones positivas con las demás personas. Ahora bien, ¿cómo nace la fe?, pues realmente, es muy complicado definir la razón, pues no se puede seguir los pasos de un método científico para hallar la respuesta, pero por lo menos podría decirse que es una virtud propia del corazón humano y permite trazar caminos de grandeza en el momento en que la persona pone a ejercer sus facultades.

Los seres humanos tienen la facultad de la inteligencia y la voluntad. La primera necesaria para reflexionar, comprender y decidir, y la segunda capaz de llevar a cabo aquello que está en el pensamiento. Qué regalos tan grandes dio la naturaleza a la criatura humana. Y bien, esta naturaleza debió partir en algún punto de algo perfecto, bello e inmóvil, de manera que pudiera crear algo perfecto y bello. De acuerdo con esto, es con la inteligencia (o la razón) con la que se puede pensar en fe y comprenderla, pero seguramente no demostrarla porque no es un objeto material.

Por otro lado, con la voluntad existe la capacidad de amar y de demostrar esta virtud (también se le puede hallar como caridad), y así reconocer la esencia del ser humano: la capacidad de decidir y la posibilidad de tener compasión por el otro, la otra persona. Esta es solo una característica del amor y es la base de una comunidad.

Es con la inteligencia (o la razón) con la que se puede pensar en fe y comprenderla, pero seguramente no demostrarla porque no es un objeto material.

Es así como teniendo en mente las virtudes de la fe y la caridad, es posible acercarse al significado de la Iglesia. La Iglesia no tiene un lugar físico, la Iglesia está conformada por seres humanos, personas que tienen la misma fe, que creen en la misma persona (Cristo) y ponen su obrar a disposición de la voluntad del Creador Perfecto, Dios. Pero, los errores, no han faltado, por supuesto que no, pues está conformada por seres humanos, por seres con libertad, con posibilidades de decidir lo que les beneficia y aquello que no lo hace.

Es entonces cuando, los lazos de amor que unían a esa comunidad son fracturados por la duda, por el rencor, por el odio e incluso la indiferencia. Pero, los cimientos de esta fe, los cimientos de la Iglesia están en una persona divina, en Dios.

Teniendo la mirada puesta allí es como la comunidad puede reconstruirse, entrelazando de nuevo a las personas que comparten la misma fe y avivando por tanto el mismo don (o regalo).

Una comunidad tiene un continuo del amor “eros” y “agapé”, un amor que se recibe para luego entregarse y un amor que es fuente continua desde una persona hacia otra. Para ser fuente, se debe experimentar el primer Amor, cuyo amor es inagotable, porque es “el primer motor”.

Tanto en la Iglesia como en una comunidad de seres humanos, existen unos parámetros claros para tener una convivencia. Muchas veces, estos parámetros, se han construido a partir de errores y enseñanzas. Pero, al estar conformada por seres humanos, de por sí, una comunidad, presenta una gama de colores, de identidades que partiendo de lazos de caridad buscan el bien común, el bienestar para la mayoría de sus partes.

Los errores, no han faltado, por supuesto que no, pues está conformada por seres humanos, por seres con libertad, con posibilidades de decidir lo que les beneficia y aquello que no lo hace.

Es por eso, que estas partes deben tener voz, y con su historia, hablar de aquello que sueñan y que trabajan por cambiar, ojalá sobre la base de la caridad. Entonces, cada vez la comunidad se fortalece y sus lazos se forjan, con una mente abierta y constructiva.

Los seres humanos como esencia tienen inteligencia y voluntad, pueden creer y pueden amar. Y así, tienen muchas facultades más. En una comunidad es posible generar la posibilidad de desarrollo de cada persona, y así permitir que ese grupo de personas crezca y trabaje por un bien común. Los lazos de una comunidad están fundamentados en elementos intangibles pero reales, y además fuertes que son posibles de comprobar (al menos desde lo que se produce) a partir de los resultados visibles entre las relaciones de los seres humanos, bien sea para su beneficio o por el contrario para su deterioro.

Tal vez la Iglesia, en este caso, la Iglesia de Cristo, tiene un ideal claro en cuánto a su función en la sociedad, pero aún falta camino para reflejar virtudes y así poner de manifiesto el cuidado de la dignidad humana y la promoción del bien común en el siglo XXI.


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Conversando con el sello

T2 E7 - El rostro humano de la fe
- Aura Suárez

Se dice que no se debe hablar de política y religión, pero aquí nos tomamos la palabra para hacerlo. Conversando vuelve con casa llena para hablar sobre cómo vivimos nuestra fe y espiritualidad según nuestras vivencias y creencias. Compartimos y comparamos lo que nos identifica y haremos algunas reflexiones filosóficas sobre este tema tan interesante que es la fe.
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2021-11-16 por Sara Juyo Morera y Juan David Díaz Molina un producto Cara & Sello



Sobre la autora

Aura Suárez

Escritora

Los seres humanos tenemos desde el individuo un papel por cumplir y desde la comunidad unos lazos por forjar, me inquieta ser partícipe de ese reto. Soy una enamorada de la vida y del estudio de ella... Saber cómo hacemos parte del planeta tierra desde nuestra posición como especie humana.



El contenido de este artículo es propiedad de la Revista Cara & Sello



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