El 12 de abril de 2021 las redes sociales convirtieron en tendencia una nueva campaña de la Humane Society International (HIS), una organización benéfica de protección animal activa en 50 países y que durante casi 30 años ha trabajado por acabar con el sufrimiento de los animales. La campaña mostraba a Ralph, un conejo blanco que a través de un falso documental cuenta su vida como trabajador y víctima de las experimentaciones cosméticas en animales. La historia causó gran impresión entre el público porque muestra a Ralph como un sujeto completamente vulnerable y maltratado por los humanos que tienen poder y superioridad absoluta sobre él. Además, en el video Ralph asegura que todos sus familiares murieron debido a su trabajo de testeo y que él tendrá el mismo destino.

El video popularizó el tema de la experimentación animal y fueron muchas las discusiones públicas que se generaron al respecto. Sin embargo, este tema es todo menos novedoso. La experimentación con animales se remonta a tiempos Antes de Cristo, cuando Aristóteles —padre de la filosofía occidental— y Erasístrato —médico de la Antigua Grecia— realizaron experimentos con animales vivos. Desde entonces, estos últimos han sido empleados para probar los avances de la ciencia como la teoría microbiana de la enfermedad, la insulina, la orbitación alrededor de la tierra, así como tratamientos antibióticos y vacunas contra la lepra. En cada uno de estos casos se emplearon ovejas, perros y armadillos en formas que ponen en tela de juicio la bioética y los derechos de los animales.

Este tipo de experimentación también ha sido un tema abordado por la cultura popular a través del cine. En Legalmente rubia 2: más rubia que nunca (2003), la protagonista emprende una batalla por defender los derechos de los animales y prohibir los experimentos con ellos debido a que la madre de su perro chihuahua es una testeadora de cosméticos. En El hombre sin sombra (2000), el protagonista es un biólogo molecular que experimenta con animales para desarrollar un suero de invisibilidad para los militares de Estados Unidos, mientras que en El planeta de los simios: (R)evolución (2011), se plantean debates sobre las pruebas en animales, la crueldad hacia ellos y la superioridad aparente de los seres humanos.

Tanto el animalismo como el fin de las malas prácticas contra los animales han sido temas recurrentes en géneros como el punk, el rock y el ska. En 1985, por ejemplo, la banda británica The Smiths presentó el álbum Meat Is Murder, en el que, entre otras cosas, busca reivindicar la dignidad de los animales usados en la producción de carne. Por su parte, Los Fastidios, agrupación italiana creada en 1991, habla de la experimentación en animales y el uso de pieles en la industria de la moda en su canción Animal Liberation de 2001.

En 1996, la agrupación española Ska-P lanzó la canción Animales de laboratorio, con la que traen al debate temas como la prueba Draize LD50 o la vivisección, dos experimentos que causan la muerte de los animales y que son sumamente criticados por las asociaciones de protección animal e incluso por la comunidad científica. La bandera política que esta agrupación ha defendido desde su creación en 1994 ha permitido que también aborden temas como la tauromaquia (Vergüenza y Wild Spain), y el abandono animal (Insensibilidad) en sus canciones.

En América Latina, la canción Sus vidas valen como la tuya, del cantautor argentino ALIMO, trata el tema de la explotación animal hasta el punto de la agonía; mientras que el grupo peruano Futuro Vegan Pop reflexiona sobre la masacre sistemática de animales en la canción Empatía (2018). En cuanto a las agrupaciones bogotanas, La Pestilencia presentó en 1989 su canción Ole, donde manifiestan rechazo absoluto frente a los toreros, mientras que en su canción Verde Paz de 1993 hablan sobre los desastres ecológicos y la pérdida de dignidad animal. Por otro lado, Polikarpa y Sus Viciosas presentó en 1999 la canción Animales Muertos, un tema que enuncia los experimentos con animales, la extinción de especies, la tortura y el consumo desmedido de carne.

La lista de canciones sobre el tema puede hacerse tan larga como uno desee y puede abordar el espectro completo de lo que es considerado como maltrato animal debido a que la música es una de las formas en que los seres humanos exteriorizan el inconformismo con la realidad y con el sistema al que se encuentran sometidos. Por otro lado, hay que decir que desde hace muchos años la música nos dijo lo que hoy la HIS intenta cambiar y, aunque a lo mejor las letras de las canciones no son tan efectivas como el testimonio de un conejo indefenso, lo cierto es que siempre ha estado en nuestras manos promover mejores prácticas de consumo y hacer del mundo un lugar verdaderamente animalista.