Cara & Sello asistió a la Feria del Diseño de Medellín. Uno de los enfoques que más tuvieron visibilidad dentro de las perspectivas fueron Las ciudades del futuro. En este artículo abarcamos lo dicho por Mauricio Mejía Lamprea, CEO Colombia de Hometech.

Más del 50% de la población mundial vive en ciudades y los gobiernos de las ciudades se enfrentan a una serie de desafíos: deben generar riqueza e innovación, pero también garantizar la salud y la sostenibilidad. Las ciudades deben ser verdes y seguras, pero también culturalmente vibrantes. Además, las ciudades deben poder integrar poblaciones cada vez mayores con orígenes variados (étnicos, religiosos, socioeconómicos).

Hacer que las ciudades sean más inteligentes es algo a lo que nadie puede oponerse siempre que se traduzca en soluciones más efectivas para toda una gama de problemas sociales. Se necesitarían tecnologías inteligentes, colaboraciones inteligentes, una población educada e instituciones eficientes para enfrentar los desafíos de las ciudades modernas.

Así mismo, la idea de que las ciudades son el núcleo del desarrollo económico está muy extendida y para la gobernanza de la ciudad esto significa que los políticos y los administradores de la ciudad deberían, en lugar de tratar de resolver todos los problemas de la ciudad. Por ejemplo, la Ciudad inteligente de Ámsterdam es un buen ejemplo del énfasis actual en hacer que la ciudad sea más inteligente en la gobernanza urbana.

Esta iniciativa es "una asociación única entre empresas, autoridades, organizaciones de investigación y la gente de Ámsterdam", cuyo objetivo es convertir el área metropolitana de Ámsterdam en una ciudad inteligente, centrándose en determinados temas, como la vida cotidiana, el trabajo, la movilidad, equipamientos públicos y datos abiertos. La ciudad se presenta como un “laboratorio urbano vivo” que permite a las empresas probar y presentar productos y servicios innovadores.

Sin embargo, ¿cómo es posible gobernar ciudades inteligentes? Esto es posible debido a cuatro variables. La primera se refiere a la posibilidad de la gobernanza de ciudades inteligentes. En segundo lugar, los procesos de toma de decisiones inteligentes, donde las administraciones priorizan aquello que hace a la ciudad inteligente. En tercer lugar, la administración inteligente y, por último, la colaboración urbana inteligente.

Es importante señalar que si un mayor nivel de transformación corresponde a una ciudad más inteligente es en realidad una cuestión empírica, no conceptual. La buena administración y las políticas pueden traducirse en fuertes interacciones a nivel urbano, mientras que un enfoque en la colaboración inteligente puede conducir a un mayor enfoque en los problemas de cooperación que en las iniciativas para hacer que las cosas funcionen en la práctica. La cuestión de qué tipo de gobernanza es la más eficaz y la más legítima.

En conclusión, pensar en las ciudades inteligentes requiere ir más allá de los eventos tecnológicos que puedan adaptarse a ellas. Sin una gobernanza enfocada en la colaboración inteligente, es incomprensible adaptar a las ciudades a un cambio en lo urbano donde lo legítimo se haga presente.