Sociedad

Los parásitos que destruyen a Colombia

Tiempo estimado de lectura: 4 min

Créditos: Corbis

No hace falta haber vivido la Guerra de los Mil Días para sentir el odio de los fanáticos antipáticos políticos; tanto devotos de derecha como de izquierda que se han convertido en un virus, que carcome a Colombia de tanta aversión que destilan en cada uno de sus pensamientos y comentarios.

Insultos, los peores deseos y las peores intenciones abarcan las mentes de estas pobres personas que han abrazado fervorosamente una ideología política, que les ha quitado gran parte de su tranquilidad y libertad de pensamiento por perseguir ciegamente los intereses e ideales de un jefe político que los maneja a través de discursos falaces y ridículos.

Un claro ejemplo de ello son los hashtags, creados hace un par de semanas, de cada bando, uno de ellos era #DespideUnMamerto y el otro #NoCompreAEmpresariosUribistas, no hace falta ponerle etiquetas de bandos políticos.

Alguno de esos trinos son los siguientes:

Fotos tomadas de Twitter

Pero la razón de mi profunda indignación con estos fanáticos va más allá de los dos trinos de este par de necios, y de miles más que sólo buscan ofenderse entre sí y verdaderamente les importa un rábano el progreso del país. Un trino en especial me hizo enervar la sangre y sentir ese odio provocado por ellos, al darme cuenta de que una intransigente buscaba ofender al bando rival usando la palabra “Muisca”. Este tipo de conductas despreciables -sin solución alguna-, lo único que logra es que sus soldados tecleadores rebosen los límites y sólo por ofender a una persona con un pensamiento político diferente, resulte ofendiendo a todo un país, una cultura y a sus protagonistas.

Foto tomada de Twitter

Lo único que tiene lógica, es verdad y queda bastante claro en este trino es que esta tuitera se siente avergonzada y repudiada por las raíces colombianas y una de las etnias más importantes y con más historia de nuestro país.

Y como yo, quién no se va a sentir ofendido con semejante incongruencia; el odio que vive en estas personas hace que nuestra historia se siga partiendo en pedazos -que nadie quiere recoger- y se convierta en un insulto.
Este tipo de personas se rasgan las vestiduras diciendo que defienden sus ideologías porque “aman” a Colombia y quieren lo mejor para ella, pero queda en evidencia que es lo último que les importa. Muchos colombianos tienen ínfulas de europeos o norteamericanos, lo que los hace pensar automáticamente que ser Indio, Muisca, Guajiro o de otras comunidades indígenas, es ser automáticamente alguien despreciable, bruto y salvaje que lo único que busca es hacer daño. Partiendo de esa idea, podemos evidenciar la falta de identidad de algunos colombianos que desconocen esa historia como propia, que no la entienden, no la escuchan, no la aceptan, ni mucho menos les interesa que a través del tiempo se vaya quedando en el olvido por la ignorancia y decisión de muchos, que se creen de descendencia Piel Roja; lo que su ignorancia no les permite ver es que al fin y al cabo ellos también son indios.

Lo que su ignorancia no les permite ver es que al fin y al cabo ellos también son indios.

Para sorpresa de pocos, son estos mismos ignorantes, los que se creen con el derecho de insultar a otro necio igual que él llamándolo “muisca”, pisoteando una historia que ya una vez fue pisoteada y modificada con costumbres europeas y que aparte cargó con la mala suerte de haber parido a tan desagradecidos hijos.

La intención de expresar esta inconformidad que me revuelve el sentido patrio es hacer un llamado para leer sobre nuestra historia, aceptar y respetar lo que algún día fuimos; segundo para que dejemos de ser borregos políticos que al final lo único que hacemos es postrar a un par de víboras oportunistas en el poder que lo último que les interesa es el progreso del país; y tercero a respetar las ideologías de cada persona, a razonar y cuestionar las nuestras.

Después de ver cosas como estas lo último que nos debemos preguntar es el por qué seguimos siendo unos tercermundistas.



Sobre la autora

Lorena Avellaneda

Escritora

Estudiante de comunicación social y periodismo. Columnista de la revista Cara & Sello; oriento la atención de mis textos hacia problemáticas sociales. Feminista en búsqueda de un consenso social.



El contenido de este artículo es propiedad de la Revista Cara & Sello



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