Política

¡La muerte no da espera!

Tiempo estimado de lectura: 4 min
2021-02-09 por Laura Ventura

La vacuna contra el COVID-19 se ve lejana, no se le ve fecha próxima para llegar al país, la dejó el tren de la presidencia de Iván Duque. Mientras tanto la Vicepresidenta, Marta Lucía Ramírez, pide paciencia a los colombianos, la vacuna llegará en febrero, dicen. Pero llevan alargando este camino algunos días, hasta finales del año pasado, llegaría para el mes de enero y ahora terminado enero, nos dicen que en febrero seguro, nos tratan como unos pequeños a quienes para mantener contentos les prometen y prometen con tal de no ver la situación fuera de control.

Piden paciencia a un país que duró casi 7 meses encerrado en casa, sin recursos, sin trabajo y con un futuro incierto. Para septiembre de 2020 decidieron empezar a dejar salir a las personas de sus hogares, e inundaron la televisión y los demás medios de comunicación con propaganda para viajar nuevamente por el país, haciendo que miles de personas volvieran a salir a otros municipios y departamentos en busca de descanso, trabajo y por qué no, a un reencuentro con sus seres queridos o en añoranza de aquellos a quienes la pandemia les arrebató la vida. Nada que reprochar, si no nos mataba el virus, nos iba a matar el encierro.

Pero ahora que la situación es mucho más delicada y que no es fácil de controlar, con las unidades de cuidados intensivos a un 90% de ocupación, nos piden regresar a casa, los fines de semana hacen toques de queda, nos restringen salir y volvió el famoso pico y cédula o pico y género en algunas ciudades. Es aquí que se le pregunta al presidente sobre las vacunas prometidas, se le pide que salvaguarde las vidas y que evite que el país colapse por no disponer de la infraestructura necesaria para subsanar la situación, y atender a los más afectados por la pandemia. Sin embargo, sus respuestas no convencen, son vagas y poco sensatas, casi que excusas para dilatar esta conversación, que ya casi, que no nos afanemos. Señor presidente, ¿le pide al país que no se afane cuando casi 57 mil personas han muerto en los últimos meses a causa de la pandemia? Muertos a quienes muchos lloran pero ni siquiera han podido despedir, ni siquiera saben cómo terminaron los últimos días de sus vidas. No siendo poco, piden tener paciencia ante la situación. Estas palabras son crueles y desalmadas, solo son reflejo de la poca empatía que sienten con el pueblo que decidieron gobernar.

Muertos a quienes muchos lloran pero ni siquiera han podido despedir, ni siquiera saben cómo terminaron los últimos días de sus vidas.

Claramente a la clase política también le duelen las pérdidas por el COVID-19. El ejemplo más claro es la muerte de Carlos Holmes Trujillo, la persona más ilustre para el gobierno, hasta la bandera a media asta mereció. Además, fueron declarados tres días de luto nacional por su muerte, luto que solo él pudo obtener, porque sí, hasta los muertos tienen privilegios unos entre los otros, pues miles de colombianos han muerto a causa de este virus, también se han presentado muertes a causa de masacres a lo largo del país, por feminicidios y asesinatos, y ninguno de estos ha merecido tanto.

Quizá el ser ministro de defensa y defender de sobremanera las instituciones que tenía a su cargo, cegarse sobre el exceso de fuerza y el abuso de autoridad, da para merecer tal homenaje. Un hombre que se lucró con fondos públicos y negó una disculpa a la población colombiana por acciones violentas de la fuerza pública, lo hacen ser el colombiano ejemplar y dejar sin "una gran persona" al gobierno nacional, además de una ficha fuerte del centro democrático para las próximas elecciones.

Una empatía selectiva, una falta de solidaridad hacia los colombianos y un cinismo monumental al pedirnos que esperemos...

Una vez más, este gobierno pobre y negligente da muestra del valor que tienen miles de colombianos frente al Ministro de Defensa, un antiguo y tradicional político, quien mereció un entierro excepcional a pesar de la situación que atraviesa el país, donde los muertos no merecen un último adiós, solo Carlos Holmes Trujillo, pues su esposa, hijos y nietos pudieron asistir a su homenaje de despedida, además del presidente de la República, Iván Duque, funcionarios del Gobierno Nacional, miembros de las diferentes fuerzas militares y personal del ministerio de Defensa. Una empatía selectiva, una falta de solidaridad hacia los colombianos y un cinismo monumental al pedirnos que esperemos, ¡No nos pidan paciencia cuando no sienten el mínimo dolor por nuestros muertos! La muerte no da espera.



Sobre la autora

Laura Ventura

Editora, Escritora

Escritora por gusto y pasión; me gusta pensar que alguien puede identificarse en mi escribir. Feminista en busca de respuestas, de entendimiento de la realidad social, especialmente del papel que juego allí. Hablando sobre la delgada línea que separa la cara del sello.



El contenido de este artículo es propiedad de la Revista Cara & Sello



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