Política

Los saltos triples en la política

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El panorama electoral para las elecciones de 2022 (tanto para la presidencia como para el Congreso) es muy poco claro. A menos de un año para que los colombianos se dirijan a las urnas, los partidos políticos han estado buscando la manera de responder a los cambios en el mercado electoral modificando ligeramente sus posiciones políticas o haciendo creer que las cambian. Para el siguiente año el panorama electoral cambió, pues, aunque varios consideran que el centro como posición política no existe, hay un discurso de “unión” que predomina, pues la lucha entre derecha e izquierda se ha vuelto tediosa para muchos colombianos y es por esto que depositan su confianza en aquellos que se autodenominan partidos de centro.

Además de esta tendencia al centro, tanto de votantes como de partidos, contamos con la presencia de una clase media mayoritaria que carece de lealtad partidaria o no se identifica tan fácilmente con un partido. Las elecciones de 2022 no tienen un candidato claro para la presidencia y los partidos han perdido gran parte del voto militante, lo que aumenta su posibilidad de convencer al electorado indeciso usando estrategias poco convencionales para adquirir votos. Este año, el partido de la U ha sido uno de los que más ha usado diferentes métodos para adaptarse a los cambios que se presentan en el panorama electoral, si es que desea aumentar o mantener las 14 curules que obtuvo en el Senado y las 24 de la Cámara en las pasadas elecciones.

Desde diferentes orillas políticas se ha visto la necesidad de unir al centro para tener mayores posibilidades de derrotar a los tradicionales candidatos de izquierda y derecha, es por esto que el partido de la U está redefiniendo sus relaciones con otros partidos y va a realizar una consulta para unir al país con quienes se alejan de los extremos cuando tradicionalmente el partido de la U ha sido de derecha, pero en estas épocas es sencillo difuminar las líneas que lo ponen en un extremo ideológico, porque el centro se volvió popular y ahora muchos partidos están haciendo lo posible por autodenominarse como tal. Esto se ha justificado a partir de una renovación dentro de este partido, el cual argumenta un cambio de imagen y propuestas justo a tiempo para la temporada electoral. Dichos cambios surgen exclusivamente en pro de vender la idea de que no hay nada inherentemente malo con el partido, sino que ha fallado en difundir y dar a entender su verdadero mensaje, a pesar de que aún tienen la sombra de los escándalos de corrupción (nexos del Ñoño Elías con el escándalo de Odebrecht, participación de algunos de sus congresistas en el cartel de la toga y las investigaciones relacionadas con el concierto para delinquir entre otros) y clientelismo (de sus 103 congresistas desde el año 2010, 47 de ellos (casi el 50%), presentan al menos una investigación por este delito).

Es por esto que, en este caso, el partido de la U incluyó a Caterine Ibargüen como cabeza de lista para el Senado, porque en un contexto en el que las personas no tienen claro por quién votar, ya que hay varias opciones y pocas certezas, el ver una cara familiar, amigable y exitosa puede redirigir su opción de voto hacia ella. Es así como se puede manejar el contexto electoral volátil a su favor, tratando de buscar y convencer a otro tipo de votantes.

Muchas críticas surgieron alrededor de la decisión de Caterine de lanzarse al Senado por este partido e incluso se le propuso que se postulara como independiente, pero no es un secreto para nadie que el reclutar a personalidades mediáticas es una estrategia que muchos partidos usan para adquirir otro tipo de votos sin necesidad de tener que cambiar su ideología, y si bien no es algo aceptable, es un salto que puede dar buenos resultados porque se deposita la confianza en el candidato, realmente el partido pasa a un segundo plano. Ella se ha mostrado muy cómoda con su decisión y ha señalado varias veces su deseo por “trabajar por Colombia”, específicamente impulsando el deporte como un instrumento que le permite a las personas más perjudicadas por la pobreza y la desigualdad que tengan posibilidades reales de salir adelante.

El pasado del partido de la U le cayó por todas partes y muchas personas le pidieron que recapacitara e incluso la tildaron de corrupta y de olvidar sus orígenes a cambio de poder y de unirse a la clase política tradicional, pero Caterine es una mujer lo suficientemente independiente y capaz de tener un pensamiento político propio, que haya personas que no les guste, es otra cosa. Es más, dependiendo del punto de vista, cualquier partido es malo, realmente ¿Por cuál partido sería políticamente correcto lanzarse si se crítica y demoniza a quienes se lanzan por un partido de derecha, por uno de izquierda o por uno de centro? Si los partidos políticos no se ganan su credibilidad cualquier candidato recibirá críticas porque los políticos del país se relacionan automáticamente con ratas.

Las intenciones de Caterine Ibargüen pueden ser las adecuadas y tiene total libertad de lanzarse por el partido que más idóneo le parezca, pero es necesario enfatizar que el voto de cualquiera de nosotros no debe estar justificado exclusivamente en su personalidad y el cariño que le tenemos, porque una cosa es ser una medallista olímpica y otra cosa es ser cabeza de lista de un partido. Usar su pasado deportivo como único argumento es insuficiente y requiere mucho más sustento, es por esto que leer contextos es muy importante.

Esto nos permite prever que el problema no necesariamente radica en los nuevos candidatos, todos tenemos derecho de lanzarnos a la política si ese es nuestro deseo, el problema es que los partidos tradicionales y sus artimañas están tan arraigados en la cultura política tradicional que no cuentan con una gota de confianza de los votantes, por ende, ven esa necesidad de buscar a personas que sí cuenten con ese apoyo para mantenerse a flote en la política. La responsabilidad recae en los partidos políticos, nos guste o no, parte importante de la democracia en nuestro país recae en ellos al ser quienes materializan las leyes en Colombia, pero la política no se va a detener solamente porque los partidos pierden credibilidad. Siempre hay formas de ganar votos, pero nosotros, como actores principales del sistema electoral tenemos la obligación de expresar de forma argumentada y clara nuestra voluntad como también de darle voz y poder a las personas adecuadas.



Sobre la autora

Laura Sofía Cabrera Jaimes

Directora del Área de Escritores

"Tal vez no pueda cambiar el mundo, pero sí el pedacito que me toca"
Pronto internacionalista, mientras tanto disfruto dar mi opinión, aprender de distintos temas y poder analizarlos en el proceso. Recién entrada a los 20. Rola. Amante del fútbol, los perritos, la fotografía y de cantar desafinado.



El contenido de este artículo es propiedad de la Revista Cara & Sello



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