Sociedad

Entre revoluciones y cortes de cabello

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Ya han pasado más de tres semanas desde que las mujeres han inundado las calles de las principales ciudades de Irán para reclamar algo tan básico como dejar de ser consideradas ciudadanas de segunda categoría en su propio país.

El tema fue difundido con mayor rapidez luego del asesinato de Mahsa Amini, una joven de 22 años que perdió la vida luego de ser detenida por la policía de la moralidad, una fuerza del Estado que básicamente se encarga de garantizar que no se cometan violaciones a los códigos de vestimenta, que recaen principalmente en las mujeres, quienes después de la pubertad deben cubrirse el cabello y llevar ropa holgada en público.

La mayoría de reglas, como estas que rigen en Irán, se basan en una interpretación particular de la Sharia (ley islámica), por lo que carecen de claridad, e incluso, varias mujeres han decidido no seguir estrictamente estos códigos porque no se establece qué es vestir o no de forma modesta.

Una de las particularidades más destacables de este movimiento ha sido la participación activa de mujeres jóvenes quienes han cortado su cabello y han quemado sus representativos hijabs en forma de protesta. Incluso, en varios colegios y universidades se han bajado las imágenes que representan al ayatollah, para poner carteles que dicen Mujer, Vida y Libertad.

Sin querer calificar estas formas de protesta como un ataque directo al Islam, es claro que desde el gobierno se ha ejercido un control total sobre el cuerpo de las mujeres en Irán. La obligatoriedad que gira en torno a decisiones exclusivamente individuales funciona como una manifestación del poder del Estado en los ámbitos de la vida privada, en este caso de las mujeres, y perpetúa el hecho de que, en Irán, ellas siguen ubicadas en un nivel más bajo que los hombres, no solo en términos de percepción como sujetos, sino en el derecho a ejercer sus derechos humanos como tener acceso a salud o una remuneración justa por un trabajo.

Ante la importancia de este movimiento, se difundieron vídeos y fotos de las mujeres iraníes desafiando la opresión de las que son víctimas y saliendo a las calles a reclamar lo que, por el simple hecho de ser seres humanos, les pertenece, pero como es costumbre, muchas personas trataron de demostrar su “alto grado de empatía” de alguna forma y se empezó a viralizar el #HairForFreedom, una tendencia en la que mujeres de todo el mundo cortan un pedazo de su cabello para demostrar su solidaridad con la revolución que se gestó en Irán, pero ¿Es esto realmente un símbolo de solidaridad?

Con las tendencias en redes sociales hay una línea muy delgada entre apoyar una causa y hacer promoción personal disfrazada de altruismo. Estas protestas en Irán nos deben sensibilizar, pero hay que reconocer que, ya sea por la viralización del contenido o porque las mujeres que ven las protestas desde afuera genuinamente quieren expresar su apoyo a la causa, el foco se pierde. Este tipo de videos hacen que la importancia recaiga en ti por publicar un vídeo “apoyando” la causa, no en la causa en sí misma.

El replicar una de las formas de protesta que se llevan a cabo en Irán no necesariamente significa que se entienda la profundidad y el simbolismo que tiene cortarse el cabello en ese contexto, como forma de representar tristeza y rabia, sino que se cae en la constante búsqueda de aplausos por redes sociales porque no entendemos el trasfondo de la situación.

¿Por qué? Porque desde la comodidad de tu casa grabas un vídeo cortándote un pedazo de cabello, lo subes a redes sociales, consigues algunos “me gusta” y sigues con tu día, para las mujeres que hacen esto en Irán no es tan sencillo. Al tomar la bandera de la defensa de libertades y de querer apoyar las causas justas por las que las mujeres valientemente salen a las calles en Irán, no se tiene en cuenta que la discusión no gira en torno a un corte de cabello, sino que a estas mujeres les están quitando la vida por esto, muchas de ellas han pagado el precio más alto por la defensa de sus derechos.

La lucha en sí misma es lo suficientemente visible, si se quiere multiplicar aún más el #HairForFreedom este debería visibilizar las imágenes y videos de mujeres iraníes que realmente representan la causa, porque los vídeos de personas cortando su cabello en señal de solidaridad solo generan burlas, ya que allí no se pone nada en juego, no representan un acto político y terminan cayendo en el faranduleo.

Nunca será equiparable el impacto político y social que tiene cortarse el cabello en un contexto de un régimen autoritario y hacerlo como forma de protesta, a hacerlo para fingir empatía o solidaridad con una causa. Con respecto a este tema, la periodista iraní Masih Alinejad expresó “Necesitamos acción. No necesitamos a las personas cortándose el cabello. Queremos que los gobiernos occidentales corten relaciones con la República Islámica, que retiren a sus embajadores y una marcha internacional de mujeres que se lleve a cabo en todo el mundo, que sean la voz de la generación más joven de Irán, que está siendo asesinada en este momento. Esa es la verdadera solidaridad.”

Quienes se cortan su cabello y publican los videos afirman que “esas mujeres piden nuestro apoyo. Su valentía y su dignidad nos obligan a actuar” y si, no podría estar más de acuerdo, ¡Qué bonito es tener el corazón y la sensibilidad para solidarizarse con causas ajenas y reconocer el esfuerzo de las demás!, pero realmente ¿Cortar mechones de cabello y subir los vídeos a internet es la única y más relevante forma que tenemos de ayudar?



Sobre la autora

Laura Sofía Cabrera Jaimes

Directora del Área de Escritores

"Tal vez no pueda cambiar el mundo, pero sí el pedacito que me toca"
Pronto internacionalista, mientras tanto disfruto dar mi opinión, aprender de distintos temas y poder analizarlos en el proceso. Recién entrada a los 20. Rola. Amante del fútbol, los perritos, la fotografía y de cantar desafinado.



El contenido de este artículo es propiedad de la Revista Cara & Sello



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