Sociedad

La crisis de la voluntad

Tiempo estimado de lectura: 5 min

“Aquellos que tienen el privilegio de saber, tienen la obligación de actuar”
– Albert Einstein

La situación actual que se vive a través de la globalización, ha ido derrumbando una antigua creencia: que el mundo estaba mal a causa de la falta de información. Con el auge del internet y posteriormente de las redes sociales, cada vez es más sencillo el acceso a la información, hasta el punto en que para encontrar a una persona o cualquier dato basta con dar un click, y este aparece automáticamente.

Toda la invención del internet y el poder compartir estados, opiniones, noticias, e incluso memes; ha sido una manera novedosa de interconectar el mundo y, en teoría, acercarnos mucho más. Todo esto parece maravilloso hasta que analizamos la facilidad con la que también se puede llegar a caer en la falsa información, lo que suele llamarse fake news. Un ejemplo bastante común puede ser la utilización de la imagen de Mía Khalifa mostrándola como la hija de Gustavo Petro, que rondó bastante en internet en la época de las últimas elecciones presidenciales en Colombia, siendo compartida tanto por perfiles y grupos de Facebook, como por cadenas de WhatsApp, que no tenían otro objetivo que desprestigiar la campaña del opositor, usando falsa información. Para no ir demasiado lejos, podemos mencionar también las falsas imágenes atribuidas al joven Dilan Cruz, durante el paro nacional llevado a cabo desde el 21 de noviembre de 2019, acusándolo de vándalo y justificando inhumanamente su asesinato a manos del ESMAD.

Los efectos que estas dos y muchas más noticias falsas generaron en la opinión de las personas que se informan a través de los medios tradicionales (fácilmente manipulables por gobiernos corruptos), y a través de las redes sociales y cadenas de WhatsApp, logran mostrar que con los efectos globalizantes del internet se logró pasar de una falta de información, a un bombardeo excesivo de la misma, donde se crea una nueva responsabilidad: saber diferenciar entre la realidad y la manipulación. Si bien portales como ColombiaCheck y diferentes medios alternativos ahora son parte del día a día, y fácilmente están disponibles para que las personas se informen con fuentes carentes de conflicto de interés, el problema se agranda cuando una cantidad considerable de adultos (desde jóvenes hasta mayores) agregan una nueva variable a la responsabilidad sobre la información: la crisis de voluntad de aceptación ante esta nueva obligación. Y es una obligación, porque las personas forjan su criterio de acuerdo a su forma de percibir el mundo, y la información que reciben.

Con los efectos globalizantes del internet se logró pasar de una falta de información, a un bombardeo excesivo de la misma, donde se crea una nueva responsabilidad: saber diferenciar entre la realidad y la manipulación.

Colombia, en su situación actual, es el reflejo perfecto de que el sesgo comunicativo por parte de los medios tradicionales (por ejemplo, la portada de la revista Semana sobre “Colombia: bajo amenaza”) forja desinformación en las personas. Constantes discursos tildando de vagos y vándalos a los protestantes, generalizando sin fundamentos, siguen circulando por las redes sociales, y son replicados por las mismas personas que se ven beneficiados con el retiro de la reforma tributaria, muchas veces sin siquiera conocer el contenido de la misma. Los generalizantes discursos de intolerancia son el pan de cada día frente a quienes han luchado por nuestros derechos en las calles, hablando del vandalismo mientras se calla sobre la brutalidad policial, y comparando una pared rayada o un vidrio roto con la pérdida de una vida humana.

Es por esto que, mientras Semana publica una foto oscura de los enfrentamientos vandálicos (que representan una minoría frente a una inmensa mayoría de protestantes que se levantan contra un gobierno corrupto) los medios alternativos muestran cómo la policía arremete brutalmente contra marchas pacíficas y llegan incluso a asesinar a jóvenes en vivo y en directo. Al final, este sesgo inhumano solo logra transmitirse también a aquellos que deciden permanecer desinteresados y conformes entre sus privilegios, abandonando la responsabilidad impuesta por el entorno actual de saber escoger cuidadosamente sus fuentes informativas, implementando la objetividad en su toma de posturas y decisiones.

El mundo ahora no está mal por la falta de información, sino por la falta de voluntad.

Si bien entonces el internet y las redes nos trajeron una oportunidad de interconexión nunca antes vista, todo lo mencionado nos lleva a una conclusión: el mundo ahora no está mal por la falta de información, sino por la falta de voluntad. Al entrar la voluntad en crisis nos muestra que ya el cambio climático deja de ser consecuencia del desconocimiento del mismo (bastante ya se conoce y se difunde del tema), la crisis climática actual se da por la falta de querer actuar. Lo mismo puede decirse de la corrupción colombiana: la consulta anticorrupción del 2018 no se cayó por el congreso, sino por falta de votos. Se puede concluir entonces que todo esto se da por la preferencia del discurso sobre la acción y por preferir morir sabiendo. Así, las personas, pero en especial, los adultos, demuestran que existe una verdad inmensa en la frase “todos buscan cambiar el mundo, pero nadie busca cambiarse a sí mismo”, pues al final las acciones hablan más fuerte que las palabras. Así, no será el hambre, la corrupción, la guerra o el cambio climático lo que acabará con nuestra especie: la voluntad será la única y verdadera culpable.

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Podcast

Conversando con el sello

T1 E8 - La crisis de la voluntad
- Alejandro Sánchez

En este momento estamos saturados de malas noticias y ambientes pesimistas, pero escuchamos un llamado a la acción para contribuir a causas que puedan mejorar el panorama para nosotros y las siguientes generaciones, la pregunta es: ¿Estamos dispuestos a hacer algo? o ¿Qué estamos esperando?
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2021-07-31 por Sara Juyo Morera y Juan David Díaz Molina un producto Cara & Sello



Sobre el autor

Alejandro Sánchez

Editor, Escritor

Alejo, o Flaco, para los amigos. Ingeniero civil, miembro de la Sociedad Colombiana de Ingenieros y voluntario 4 años en AIESEC. Cuento con cursos en historia, ciencia, filosofía y religión. Amante de la vida, escritor apasionado. “Todo hombre es bueno a los ojos del Gran Espíritu” –Toro Sentado.



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