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Laos ha experimentado un rápido crecimiento y reducción de la pobreza gracias a su apertura al comercio, la inversión y la integración a la economía regional y mundial, no obstante, la pobreza tiene una causa: la falta de energía eléctrica. Los hogares con escasez de energía prevalecen entre los que tienen ingresos más bajos, poseen bienes menos duraderos y están lejos de las carreteras principales. La pobreza energética, así mismo, tiene un impacto negativo en los años escolares promedio y el estado de salud de los hogares.
A pesar de ser exportador, Laos no posee suficiente electricidad. La mayor exportación del país en 2020 fue la energía eléctrica, que representó más del 17% de las exportaciones del país, cuyo aumentó fue del US $189 en 2010 a US$ 637 en 2020. Otras exportaciones importantes fueron cobre y otros minerales, productos de madera, equipos de telecomunicaciones, caucho y productos para la confección. Es importante diversificar las industrias nacionales y vincularlas a las cadenas de valor globales, además de aumentar la competitividad de las industrias nacionales para el mercado de exportación.
La falta de electricidad se traduce en pobreza. Lo anterior, debido a que las personas de bajos ingresos tienen una capacidad financiera limitada para pagar los bienes y servicios de los que disfrutan sus mejores conciudadanos. Además, refuerza las limitaciones en el potencial de generación de ingresos, ya que la energía puede utilizarse como insumo para actividades productivas.
De igual forma, la carencia de energía eléctrica podría perjudicar la salud humana, ya que depender de la biomasa para cocinar y calentar resulta en muertes prematuras por dolencias respiratorias, cardiovasculares y de otro tipo causadas por la exposición a la contaminación del aire en interiores, especialmente para mujeres y niños.
Por otra parte, el Banco Mundial destaca que el acceso a la electricidad puede afectar los resultados educativos debido a la mejora en la calidad de las escuelas, ya sea mediante la provisión de equipos que dependan de la electricidad o aumentando la cantidad y la calidad de los maestros. El impacto de la pobreza energética en la educación incluye el ausentismo escolar y la incidencia de enfermedades. Además, existe una fuerte correlación entre el tiempo que los niños dedican a recolectar combustible y la reducción de la asistencia escolar.
De acuerdo con la Agencia Internacional de Energía, se utilizan cuatro formas de medir la pobreza energética:
Laos ha logrado avances significativos en la reducción de la pobreza y ha aumentado el acceso a la electricidad de su población. De 2008 a 2020, la proporción de hogares pobres en energía, sin acceso a la electricidad disminuyó en 18 puntos porcentuales, del 41% al 23%. De igual forma, aquellos que costearon más del 10% de su gasto en energía. Los factores claves para la reducción significativa de la tasa de pobreza y la pobreza energética son el aumento del 54% en la media del ingreso per cápita y el aumento de la cobertura de las aldeas con conexiones eléctricas del 66% al 77% durante el mismo período.
Por lo tanto, el gobierno debe dar prioridad a las redes rurales de distribución de electricidad, fortalecer la capacidad de las agencias relacionadas con la energía para planificar y administrar proyectos de electrificación, brindar oportunidades de inversión e incentivos a los inversionistas privados potenciales para la electrificación rural mediante el desarrollo de políticas, marcos legales y regulaciones apropiadas como incentivos estándar y fiscales.
El contenido de este artículo es propiedad de la Revista Cara & Sello