Sociedad

Las caras de Twitter

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Desde 2006 tenemos acceso a una de las aplicaciones más exitosas y usadas por la mayoría como lo es Twitter. Esta red social actualmente cuenta con aproximadamente 322.4 millones de usuarios a los cuales se les permite publicar tweets, imágenes, vídeos, historias e incluso salas de audio, en donde pueden interactuar en tiempo real con millones de personas en el mundo.

Esta red social se volvió muy popular dada su facilidad para manejar una cuenta, su variedad de usuarios, su inmediatez, su gratuidad y su alto nivel de interactividad. Es por esto que ahora vemos cuentas de personas de políticos, deportistas, músicos, modelos y cuantas personalidades se nos ocurran en este espacio pues es sencillo difundir y recibir información. Pero es un arma de doble filo.

Con una regularidad casi religiosa entramos a aplicaciones como Twitter por múltiples razones, algunos lo usan para informarse, otros para compartir su trabajo, hacer parte de una comunidad virtual sobre un tema de su interés e incluso hay quienes usan la plataforma para compartir sus pensamientos más banales o profundos. Su diversidad recae en la cantidad de usuarios de todo el mundo, cada uno con sus perspectivas personales, pero con una necesidad de sentirse parte de algo.

Su diversidad recae en la cantidad de usuarios de todo el mundo, cada uno con sus perspectivas personales, pero con una necesidad de sentirse parte de algo.

Como cualquier otra plataforma sin regulación, pero con millones de interacciones, Twitter sufre de diversos problemas tales como problemas de salud mental, noticias falsas, aislamiento, ciberataques e incluso se ha presentado como una forma de moldear ideales políticos y culturales.

En Colombia no hemos sido ajenos a esos problemas que se desarrollan en la plataforma, pero se podría asumir que de los principales son las noticias falsas unido a la parcialización de la información. Constantemente vemos noticias falsas de cualquier cantidad de temas, pues cualquier cosa empieza a pasar por verdad cuando llega a tener mucha difusión, sobre todo si está cargada de odio o ataca a una personalidad en específico. Así sucedió con mentiras como que el paro nacional “nos había dado muestras de lo que podemos ser en el socialismo” o que “las vacunas contra el COVID-19 venían con un microchip”, también tuvimos joyitas que involucraban a youtubers quienes fueron confundidos con “guerrilleros de las FARC” e incluso de personas que se metían a los conjuntos residenciales en una oscura noche de 2020, todas estas historias difundidas a través de redes sociales como Twitter, o aún mejor, todas estas difundidas por personas crédulas que usan redes sociales como Twitter. Porque el amarillismo vende.

Por otro lado, Twitter se volvió el nuevo campo de batalla de muchas personas para iniciar peleas con otros usuarios, las cuales lejos de estar cargadas de argumentos y establecer un intercambio de opiniones se convierte en un espectáculo de frases “ingeniosas” y donde solo se busca tener la última palabra. Nos convertimos en este montón de avatares que no son capaces de leer otras perspectivas y solo buscamos reducir al “enemigo” porque no podemos dirimir nuestras diferencias sin destruir virtualmente al otro. Esto sucede porque la información que recibimos en la cronología de inicio de Twitter es parcializada, pues el algoritmo está configurado para mostrarnos nuestras preferencias, pero realmente no somos conscientes de eso, la realidad es que “la internet” a pesar de tener una imagen global y uniforme es más parcializada y diferente de lo que creemos.

Si bien el internet es liberador, como lo afirma Frédéric Martel, no quiere decir que no haya, como en toda evolución, elementos peligrosos, negativos o preocupantes a tener en cuenta. Curiosamente en la era de la información estamos tremendamente desinformados porque únicamente nos rodeamos de perfiles que piensan igual que nosotros, pero cuando nos llegan opiniones diferentes usualmente es porque alguien las comparte para hacer escarnio público y calificar sus ideas de erróneas y estúpidas. Estas ideas son muy peligrosas ya que, aparte de hacernos creer que somos dueños de la verdad absoluta, crea sociedades extremadamente divididas, personas sin capacidades argumentativas y con un rechazo a datos y planteamientos que vayan en contra de sus ideas.

Curiosamente en la era de la información estamos tremendamente desinformados porque únicamente nos rodeamos de perfiles que piensan igual que nosotros...

Por esas razones y otras más, muchas personas han satanizado las redes sociales porque se cree que antes las personas no se atacaban tanto como lo hacen ahora, un común imaginario de que “todo pasado fue mejor”, lo que no es cierto, el cambio que se generó fue en el medio, se pasa de un medio físico a uno virtual, pero las discusiones y la parcialización de la información se siguen presentando de la misma manera, incluso hay menos violencia directa que la que se podría presentar en un medio físico. Se tiende a banalizar los contenidos de plataformas como Twitter porque hay algo en ellas que nos disgusta, por lo que decidimos ignorar sus múltiples beneficios.

Mucho se ha hablado de cómo los periodistas y editores de los medios tradicionales eran quienes recibían la información y solo difundían aquella que era creíble, confiábamos en ellos por el profesionalismo y la integridad de sus procesos editoriales. Si bien hay verdad en esa afirmación, cabe resaltar que las redes sociales han permitido ampliar mucho el espectro de lo que se considera información creíble, así como se difunden noticias falsas, también se difunde información que los medios tradicionales deciden no transmitir y no por eso es menos verídica que la que vemos en los noticieros.

En espacios como Twitter, también tenemos la posibilidad de crear conexiones sociales sin tener que atravesar fronteras físicas, tenemos acceso a nuevos espacios de debate sin ninguna restricción, encontramos personas que piensan parecido a nosotros y empezamos a crear comunidades y redes de apoyo de manera instantánea y eficaz como también ha sido la plataforma predilecta para compartir información, conocimientos y hacer denuncias sociales.

La creación de comunidades diversas a través de redes sociales nos ha permitido conocer perspectivas, culturas y visiones del mundo a solo un click de distancia. Plataformas como Twitter nos dan el espacio para poder llegar a interactuar con las 322.4 millones de formas de entender el mundo, pero ¿De quién es la responsabilidad si surgen problemas? ¿De las plataformas o de nosotros?

Realmente hay un claro papel de redes sociales como Twitter en los problemas que pueden surgir de su mal manejo, pero finalmente todo recae en nosotros, en cómo las manejamos. Es lógico que estas aplicaciones recauden información que nosotros voluntariamente les damos y nos muestren contenido que vaya acorde a nuestros gustos, porque estas se lucran a partir del nivel de atención y tiempo que les dedicamos, pero las perspectivas, ideas y creencias que obtengamos a partir de lo que aparece en nuestras páginas de inicio de Twitter son nuestra completa responsabilidad. Al fin y al cabo, somos nosotros quienes inconscientemente moldeamos nuestras perspectivas en torno a lo que nosotros como usuarios compartimos y el tipo de información que decidimos consumir.

Los individuos deberíamos preocuparnos más por la información que compartimos y difundimos en internet, porque en un inicio podemos ver a las redes sociales como un espacio de puro entretenimiento, pero la huella digital que estamos dejando además de poder ser irresponsable puede causar mucho daño. Otra parte de la solución es que, como sociedad, dejemos de ser tan ingenuos como para creer que siempre tenemos la razón. Somos tan diversos como nuestras opiniones y en vez de tratar de imponer un solo pensamiento, deberíamos escuchar otros puntos de vista que pueden llegar a ser tan válidos como nuestras “verdades” en vez de pasar horas en plataformas que solo nos hacen creer que somos dueños de la verdad absoluta, lo cual no podría estar más alejado de la realidad.



Sobre la autora

Laura Sofía Cabrera Jaimes

Directora del Área de Escritores

"Tal vez no pueda cambiar el mundo, pero sí el pedacito que me toca"
Pronto internacionalista, mientras tanto disfruto dar mi opinión, aprender de distintos temas y poder analizarlos en el proceso. Recién entrada a los 20. Rola. Amante del fútbol, los perritos, la fotografía y de cantar desafinado.



El contenido de este artículo es propiedad de la Revista Cara & Sello



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