Los juegos olímpicos son un evento esperado mundialmente por deportistas, entrenadores y espectadores. Un espacio en el que deportes que usualmente no se encuentran bajo los reflectores pueden atrapar a millones de personas a punta de entereza y talento, pero más allá del tremendo espectáculo deportivo que hemos podido presenciar, es de resaltar que muchos atletas, incluso siendo rivales, se han apoyado unos a otros y las manifestaciones de cariño, respeto y admiración no se han hecho esperar dejando claro que el espíritu olímpico va mucho más allá de lo competitivo.

Estos juegos se salieron del molde, no solo porque todo tuvo que ser aplazado un año por razones sanitarias, sino porque se incluyeron deportes nuevos como el skateboarding, el karate o el surf, pero detrás de las olas de victoria que han gozado quienes se han podido colgar una medalla al cuello hay que destacar los gestos de camaradería, valentía y compañerismo que nos han ofrecido las mujeres en esta edición de los Juegos Olímpicos. La cuota femenina ha alcanzado la gloria en repetidas ocasiones durante la competencia, pero su relevancia e impacto no siempre se podrá medir en número de medallas, a veces pequeños gestos o polémicas son los que se quedan en la memoria y nos hacen notar que los cambios son posibles.

Una de las primeras polémicas en torno a las mujeres inició cuando el equipo femenino noruego de handball playa fue multado por usar pantalones cortos en vez del tradicional bikini, al considerarlo un “caso de ropa inadecuada”. Si bien las reglas de la Federación Internacional de balonmano establecen que las jugadoras deben usar bragas de bikini con un ancho lateral de un máximo de 10 centímetros, con un "ajuste ceñido" y "corte en un ángulo hacia arriba hacia la parte superior de la pierna", quién mejor que las mujeres que practican el deporte tengan la opción de poner su comodidad y profesionalismo por encima de reglas obsoletas que cosifican sus cuerpos.

¿Realmente es algo tan criminal permitir que las atletas se vistan como mejor lo consideren? La multa de 1.500 euros que recibió el combinado escandinavo nos apunta la dirección de la respuesta a esta pregunta, pero la cantante Pink se ofreció a pagarle la multa al equipo por protestar contra las reglas sexistas sobre su uniforme.

Unos días después, gimnastas alemanas se presentaron a la competencia con un vestuario que llamó la atención, unas trusas de cuerpo completo que les permitieron mostrar su descontento y levantar su voz de protesta contra la sexualización en el deporte, lo que demuestra de primera mano que aún hay temas por resolver y qué mejor forma de llamar la atención sobre estos temas que de boca de las mismas deportistas.

No solo las mujeres han demostrado su fortaleza, las niñas también han hecho presencia y han hecho su aporte al eliminar la connotación negativa que tienen frases como "es que juega como niña" o "corre como niña" y cambiarles totalmente el sentido, porque jugar, correr, competir y hacer cualquier cosa como niña requiere destreza, agilidad y fuerza. Tal vez sin tener la intención, estas niñas nos han corroborado que esa desigualdad natural entre hombres y mujeres no nos determina a espacios o roles específicos en función de esa naturaleza y que cualquier deporte, también es un deporte de mujeres.

Pero también tenemos a Simone Biles quien se encargó de mostrarnos la fortaleza y la determinación que se requiere para tomar una pausa y cuidar de nosotras mismas así la herida que llevamos no sea física y así el mundo entero nos tilde de débiles por no "saber manejar la presión". Una de sus enseñanzas más grandes es que "tenemos que proteger nuestra mente y nuestro cuerpo y no limitarnos a hacer lo que el mundo quiere que hagamos".

Por último, no hicieron falta comentarios sobre los rostros y cuerpos de muchas de las competidoras. Como si exaltar su belleza fuera su único propósito, muchos titulares narraban: “Alica Schmidt: la bella deportista que cautiva en redes y estará en Tokio 2021” o “ellas son las atletas más atractivas de los Juegos Olímpicos de Tokio” e incluso un artículo de la revista Semana que titulaba “las sensuales fotos de Valentina Acosta, arquera colombiana en los Olímpicos”. Esto no quiere dar a entender que si una deportista es físicamente atractiva no sea posible mencionarlo, sino que el problema radica en que se prioriza y muchas veces solo se habla de su atractivo físico y no de su carrera deportiva o sus méritos para llegar a competir en los olímpicos, que al fin y al cabo giran en torno a las diferentes disciplinas deportivas.

A pesar de los traspiés, problemas mediáticos y actitudes que no se enfocaban en la práctica de un deporte, los Juegos Olímpicos terminaron con una gran cantidad de mujeres que se destacaron por sus capacidades y habilidades. Mujeres que reafirmaron que, a pesar de las críticas, de los escándalos y de sus supuestas exageraciones se ha gestado un pensamiento común que les ha permitido resaltar comportamientos que no están bien hacia ellas y llamar la atención sobre lo que está mal.

No porque no sean capaces de seguir las reglas o porque quieran "dominar el mundo" y ser superiores a los hombres como afirman algunos, sino porque han desarrollado y transmitido la capacidad, que por mucho tiempo fue acallada, de que pueden y deben tomar parte en discusiones que les compete, que pueden ser el apoyo más grande de otra mujer y que no llegaron a competir en alto rendimiento a ser la “versión femenina” de nadie sino que siendo ellas mismas, son capaces de levantarse en lo más alto de cualquier podio.