Sociedad

¡Que viva la sexualidad!

Tiempo estimado de lectura: 6 min
2021-09-02 por Daniela Pedraza

Foto: mexicosocial.org

Como seres humanos, la sexualidad nos es inherente y hace parte de nuestro desarrollo. Según la OMS, esta es definida como “un aspecto central del ser humano presente a lo largo de su vida”. La sexualidad abarca aspectos como el sexo, la identidad de género, orientación sexual, el erotismo, el placer, la intimidad, etc. Y como seres sociales, todos estos aspectos se encuentran influenciados por factores, económicos, políticos, culturales e incluso psicológicos.

Estamos en una época en la que afortunadamente hay muchos temas que han dejado de ser tabú y se han podido empezar a tratar abiertamente, sin embargo, aún quedan muchas cosas y mucho por avanzar en cuanto a los temas de educación sexual se trata. La sexualidad y su educación, al hacer parte del ser humano, se constituye como un derecho que debe ser garantizado. Es por esto, que es importante tener en cuenta que la promoción y enseñanza de la salud sexual y reproductiva es un aspecto necesario, vital e importante para el desarrollo de todas las personas.

En la enseñanza de estos temas influyen diferentes instituciones como: la iglesia, la familia, los colegios y hasta el Estado. En ocasiones, el papel de la iglesia no ha sido muy positivo, pues ha tenido influencia en cuanto a la construcción de políticas públicas en diferentes países bajo un pensamiento y creencia en que la sexualidad es negativa y esta se ha cargado de una vinculación con el pecado, la imperfección o perversidad. Por su parte, la familia, al ser el primer espacio en donde empezamos nuestra construcción como personas, es donde se nos transmiten las primeras normas sociales, valores, enseñanzas básicas, etc. Es por esto que cobra un papel importante dentro de la educación sexual pues al hablar de estos temas desde el hogar vamos a permitir que se obtengan diferentes herramientas para que cada persona pueda enfrentar situaciones que tengan relación con la sexualidad de una forma positiva.

Por otro lado, la educación sexual en los colegios, si bien ha ido implementando diferentes cátedras, la enseñanza que se da en muchos de los casos es mínima o no es buena. Existen aspectos básicos que deberían enseñarse como por ejemplo: conocimientos relacionados con la biología, aspectos psicológicos y sociales de la sexualidad; enseñar a derrumbar creencias y conceptos equivocados que se tengan respecto a la sexualidad; formar actitudes positivas frente a la sexualidad que involucren el respeto y la autonomía; favorecer la construcción de una sexualidad libre, autónoma y responsable que genere bienestar a cada persona; entre otros.

Sin embargo, como la educación sexual es tan reducida y podría decirse insuficiente, lo que va a generar esto en los adolescentes y preadolescentes es que opten por encontrar información por otros medios como internet, en donde el acceso a la información es prácticamente inmediato y el contenido que puede encontrarse no resulta educativo. Por el contrario, se puede llegar a desinformar fácilmente a los jóvenes al encontrarse con contenido sexual y pornográfico. La pornografía se basa en muchos estereotipos de género, frecuentemente en prácticas sexuales no consentidas, se encuentran contenidos explicitos y también adquiere gran importancia la imagen corporal, en donde se presentan tamaños desproporcionados de ciertas partes del cuerpo tanto en hombres como en mujeres. Todo esto genera un conocimiento alterado de lo que realmente es la sexualidad, el sexo y el cuerpo humano.

Por otro lado, también pueden buscar tener conversaciones con sus amigos o con personas que crean que tengan conocimiento del tema, e incluso, en ocasiones, muy frecuentemente, lo que ocurre es que se hace como si el tema no existiera y se evitan los cuestionamientos que se tengan sobre algún aspecto relacionado con la sexualidad, quedándose en la ignorancia por no tener los medios o no saber cómo acceder a dicho conocimiento.

Entre las causas que se tienen normalmente para omitir temas relacionados con la educación sexual pueden encontrarse aspectos como que al hablar de estos temas se tengan sentimientos de incomodidad, temor o vergüenza, alguna veces también se tiene el pensamiento de que al hablarlo se va a promover la promiscuidad, el erotismo, la reproductividad, etc. Sin embargo, tenemos que empezar a reconocer que es normal que en la adolescencia se tengan expresiones sexuales porque es algo propio de la edad y que no se tenga educación sexual no va a hacer que estas expresiones dejen de suceder. Asimismo, se cree que experimentar aspectos de la sexualidad es negativo y puede llegar incluso a generar culpa, misterio, y cierta carga de prohibición. En muchos casos los padres y madres no saben cómo hablar de estos temas con sus hijos y lo que buscan es que se dé una orientación desde los colegios en cuanto a estos temas.

Se hace entonces necesario que todos estos pensamientos se eliminen, pues hay que tener en cuenta que la educación sexual trasciende el transmitir conocimientos acerca de lo que la sexualidad es o involucra. Una educación sexual completa va más allá de la transmisión de estos conocimientos porque debe tener como objetivo una formación en valores que generen una visión positiva, llena de responsabilidad, autonomía y respeto frente a los temas relacionados con la sexualidad propios y del otro/a. Mentir, engañar, evadir o disfrazar estos temas solo trae consigo el generar sentimientos de temor, represión, e incluso culpa en los adolescentes por experimentar emociones y comportamientos sexuales, lo que sigue haciendo que el tema de la sexualidad sea tabú.

Soy abanderada de la libertad en estos temas, pero sin duda, para poder tener esa libertad de vivir como queramos nuestra sexualidad, pienso que realmente necesitamos de ese conocimiento y que se nos brinde una verdadera educación y no solo una transmisión de conocimientos. Asimismo, pienso que lo que trae consigo la educación sexual integral es un bienestar en cuanto a salud sexual se refiere, es decir, que se genera un bienestar no solo físico sino también emocional, mental y social para los individuos, así como se promueve una aproximación que sea positiva y respetuosa frente a todos los aspectos que involucran la sexualidad. Lo que lleva a que las personas tengamos experiencias sexuales placenteras, que sean seguras, libres de discriminación y violencia. Todavía queda camino para reconocer abiertamente que el ser humano siente deseo sexual, excitación, orgasmos y en general aspectos relacionados con el placer y cuando esto se reconozca empezaremos a entender que desarrollar, vivir y disfrutar esto es normal y está bien. Que el conocimiento de nuestro propio cuerpo, el conocer qué nos gusta y qué no, debe ser algo que se normalice e incluso se promueva.

Realmente necesitamos que se nos brinde una verdadera educación y no solo una transmisión de conocimientos.

Todo esto con el verdadero objetivo de que podamos llevar la sexualidad como decidamos. Solo así, se considera que se va a permitir que la sexualidad se desarrolle de forma plena, libre y como se deben desarrollar todos los otros aspectos que conforman nuestra humanidad. Cabe mencionar también, que los derechos sexuales son derechos humanos por lo cual se deben garantizar en todas las sociedades y se le debe prestar especial atención en el ámbito familiar, educativo y estatal. Otros derechos que encontramos en relación son: el derecho a la libertad sexual, derecho a la privacidad sexual, el derecho a la atención de la salud sexual, el derecho a la toma de decisiones reproductivas libres y responsables, el derecho a la educación sexual integral, el derecho al placer sexual, entre otros.

Es por esto, que desde todos los ámbitos debemos apostar al tratamiento de estos temas y la promoción y el ejercicio responsable de todos los derechos que involucran la sexualidad. Tanto en la familia como en los colegios se debe hacer un trabajo conjunto en el que se permita cumplir el papel de educadores y transmisores de conocimiento para que se permita que los jóvenes se formen con una educación sexual adecuada que se base en el respeto, la autonomía, la toma de decisiones, etc.

Así que: ¡Qué importante que hablemos de educación sexual!



Sobre la autora

Daniela Pedraza

Escritora

Mujer. Colombiana. Socióloga con Mención en Derechos Humanos y Justicia Transicional. Enamorada de los perros, los girasoles y los atardeceres. Con interés y amor por los temas, luchas y causas sociales.



El contenido de este artículo es propiedad de la Revista Cara & Sello



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