Sociedad

Recycle Kids

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Recycle Kids - Instagram: @recycle_kids.col

En medio de una zona industrial en la localidad de Fontibón hay un hogar de cuatro pisos que alberga actualmente unos 30 niños y niñas quienes tienen la posibilidad de compartir en la fundación Recycle Kids un espacio de alegría, creatividad y mucha generosidad con personas que se convierten en su familia. De lunes a viernes desde las 6:40 am hasta las 5:30 pm, se reúnen personas con una increíble vocación de servicio quienes les otorgan a los hijos de recicladores del sector su tiempo, cariño y un lugar seguro para fortalecer sus capacidades, potencializar sus talentos e incluso lidiar con aquellos problemas que, a pesar de tener una corta edad, ya enfrentan.

Ésta fundación hace parte de Chosen Futures, una iniciativa creada por Torben Nielsen, un danés quien desea darle oportunidades a niños y adolescentes en Colombia y en Estados Unidos a través de dos proyectos: Second Chances y Recycle Kids.

Second Chances está ubicada en Florida y desde 2016 ha buscado recuperar a jóvenes que estuvieron en las drogas a través de su vinculación laboral en pequeños negocios que los acogen y, por otro lado, está Recycle Kids fundación que se encuentra ubicada en nuestro país y surgió en 2021 luego de que Torben viera cómo en Bogotá, los hijos de los recicladores deben pasear por las calles con sus padres y decidiera hacer algo al respecto. Gracias a la gestión de Torben Nielsen y Julian Eddy (principales inversores), Gina Suárez (directora general), Mariluz Rojas (líder de aprendizaje), Deicy Osorio (líder de servicio) y los voluntarios que decidieron apostarle al proyecto, los niños se encuentran en un “entorno seguro y educativo” que promueve su desarrollo integral.

Si bien la fundación se mantiene económicamente desde Estados Unidos y se ha mantenido a flote gracias a donaciones de alimentos no perecederos, ropa, mercados, la venta de botellas plásticas e incluso haciendo parte del programa de responsabilidad social de la empresa danesa de transporte y logística DSV, es importante que Recycle Kids se vuelva autosostenible antes de fin de año para poder sostener las operaciones que se están llevando a cabo, porque su trabajo va mucho más allá de proveerles a los niños servicios básicos y eso cuesta. Es por esto que hay que visibilizar y apoyar éstas iniciativas, que desde lo local nos ayudan a fortalecer a las comunidades y a proteger a la siguiente generación.

Desde la fundación, más allá de que sea un espacio en el que los niños puedan pasar el rato mientras entran a clases, es un entorno en que la originalidad, las sonrisas y el brillo en los ojos es inevitable. Las personas que trabajan dentro de Recycle Kids no solo se encargan de darles comida, refugio y ropa a sus pequeños visitantes, sino que el compromiso con una causa más grande que ellos los lleva a hacer esfuerzos adicionales como darles tutorías para llenar vacíos académicos, ayudarles a hacer tareas, darles una dieta balanceada y enseñarles los beneficios de comer bien, les enseñan a mantener (con ayuda del Jardín Botánico) una huerta de dónde sacan algunos productos para los almuerzos, los motivan a buscar oportunidades académicas, buscan los recursos para darles la posibilidad de hacer preicfes, tener un tratamiento de ortodoncia e incluso soñar con una celebración de 15 años, pero una de las lecciones más importantes que les dan a los niños gira en torno al compromiso, porque si los niños desean gozar a plenitud todos esos beneficios que la fundación les otorga deben trabajar por ellas, ser respetuosos, cumplir con sus deberes en el colegio y esforzarse siempre por ser mejores personas.

Pero como no todo en la vida son cosas materiales, desde la fundación se encargan de ayudarles a éstos niños a llenar vacíos emocionales, que, a pesar de su corta edad, las experiencias que han tenido que vivir les han dejado. Niños desde los 4 a los 14 años quienes en medio de su inocencia han desarrollado una coraza para protegerse a sí mismos de abusos físicos, verbales y psicológicos, de padres ausentes o que presencian cosas en su entorno que los marcan para siempre. Muchos de los niños vienen de familias con padres que los quieren con todo su corazón, pero no tienen tiempo para cuidarlos porque pasan los días enteros recorriendo las calles de Bogotá en busca de ese reciclaje que les da el sustento, otros vienen de entornos donde su círculo cercano trafica drogas, está en rehabilitación, se dedica a la prostitución o están tan inmersos en el consumo que los mismos niños cuentan con naturalidad que tienen parientes “perdidos” o que “ya no vuelven”.

Es claro que esos entornos son dañinos para los niños y la falta de figuras adultas que estén pendientes de ellos hace que desde una muy temprana edad empiecen a ser volátiles ante ciertos comentarios, se vean enfrascados en peleas, no sigan instrucciones o que internalicen comportamientos machistas porque en sus casas no les pueden dar herramientas para sobrellevar mejor sus emociones porque es muy poco el tiempo de calidad que se comparte con ellos. Ha habido casos en los que los vecinos llevan a los niños a la fundación porque, aunque ellos no pudieron ser salvados si quieren que los pequeños tengan otra oportunidad.

Recycle Kids hace un increíble trabajo intentando reconstruir esas partes dentro de los niños que han sido fracturadas porque son hijos productos de violaciones, ven maltrato en su familia o dentro del colegio e incluso son víctimas de abuso. El llevarlos de la mano para que superen esas situaciones, con ayuda profesional y las herramientas adecuadas, es una de las cosas que hace de ésta unión de personas diferentes una verdadera familia, el mostrarles a los pequeños que esas capacidades que están desarrollando los pueden llevar lejos y que su futuro puede ser brillante si se proponen a luchar por él, sin que su origen o las situaciones que han vivido determinen su futuro, sino dándoles las riendas de su vida. El ver a los niños correr hacia la entrada de la fundación con una sonrisa y un brillo en los ojos permanentes demuestra que en ese espacio se están cambiando vidas a partir del amor, que hay una preocupación sincera por invertir en su desarrollo y que por muy traumáticas que puedan ser sus historias, ellos son y serán mucho más que una experiencia traumática.

Son las historias encerradas en esos pequeños cuerpos las que arrugan el corazón y hacen que nos cuestionemos si realmente tenemos la capacidad de cambiar el mundo porque el hecho de que una criatura tan inocente como un niño haya tenido que atravesar situaciones tan traumáticas como las mencionadas hace que surja un sentimiento de desesperanza y duda en nosotros, porque somos conscientes de que la tarea de luchar por un cambio no depende exclusivamente de nosotros, pero proyectos como éste dejan en claro una cosa preciosa, y es que si bien no podemos cambiar el mundo, si podemos cambiar el mundo de un niño y muchas veces, eso es más que suficiente.



Sobre la autora

Laura Sofía Cabrera Jaimes

Directora del Área de Escritores

"Tal vez no pueda cambiar el mundo, pero sí el pedacito que me toca"
Pronto internacionalista, mientras tanto disfruto dar mi opinión, aprender de distintos temas y poder analizarlos en el proceso. Recién entrada a los 20. Rola. Amante del fútbol, los perritos, la fotografía y de cantar desafinado.



El contenido de este artículo es propiedad de la Revista Cara & Sello



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