La revolución del entretenimiento latinoamericano

Como Encuentros de Música Juvenil

Hace algo más de dos décadas, Mario Duarte, vocalista de la desaparecida banda “La Derecha”, realizaba los conocidos “Encuentros de Música Juvenil” que tenían sede en el Planetario Distrital, en los que una gran cantidad de jóvenes se daban cita para compartir su pasión por este género que apenas empezaba a sonar en la ciudad. En su primera edición, como Encuentro de Música Juvenil, se presentaron agrupaciones como La Derecha, o las 1280 Almas; que tuvo una asistencia importante para ser uno de los primeros conciertos que reunía artistas de este género musical.

Esta iniciativa, que buscaba llamar la atención del Instituto Distrital de Cultura y Turismo (IDCT), en sus dos ediciones tuvo la participación de artistas elegidos por convocatoria, que en su mayoría eran intérpretes de metal; lo que además aportó en la estructuración de la escena metalera de la ciudad. Poco tiempo después, el vocalista de La Derecha se contactó con Berta Quintero, representante del IDCT y Julio Correal, un importante empresario musical que era reconocido por el fallido concierto de Guns N´ Roses en el Estadio El Campín, en 1992. Si Duarte puso la idea, Correal asignó el nombre, y juntos establecieron la premisa básica del festival: que fuera gratis, para todos.

¿Qué estaba pasando?

Entre finales de la década de los 80 e inicios de los 90, Bogotá pasaba por una difícil situación a nivel sociopolítico, lo que desencadenaba en alteraciones a la corriente cultural y mediática que consumían los jóvenes capitalinos. Para ese momento, la juventud era muy importante políticamente hablando, ya que, si bien se sentían representados por la delegación de la Séptima Papeleta en la Asamblea Nacional Constituyente de 1991, aún no existía una sensación total de comprensión en cuanto a sus inconformidades sociales; por lo que resolvieron plasmarlas en la música que consumían. Los Encuentros de Música Juvenil que organizó Duarte significaron la apertura de espacios para la libertad de expresión y la apertura democrática, una de las garantías ofrecidas por la Constitución de 1991.

La Fundación

“Mario y yo duramos como cinco días en el apartamento de él escribiendo el proyecto y luego se lo presentamos a Berta Quintero, quien estaba al frente del Instituto de Cultura y Turismo: a ella le gustó la idea e inmediatamente se abanderó del proyecto ante el alcalde, la policía y posibles patrocinadores” le contó Correal a Andrea Melo, de la Revista Bacánika. En papel y por decreto, gracias a la gestión de Quintero y el visto bueno de Antanas Mockus, quien para ese momento se desempeñaba como Alcalde de Bogotá, del 26 al 29 de mayo de 1995 se inauguró la primera edición de Rock al Parque en 4 escenarios repartidos por toda la ciudad: el Estadio Olaya Herrera, la Media Torta, el Parque Simón Bolívar y la Plaza de Toros La Macarena. En este último escenario se cobró una tarifa para asistir al show de cierre, siendo esta la única vez que se cobraría por el evento en toda su historia.

Para su primera edición, el cartel estuvo conformado por bandas como Catedral, Morfonia, Fobia (México), Seguridad Social (España), La Derecha, las 1280 Almas y Aterciopelados.

Los fanáticos del rock no contaban con un montaje tan grande desde el concierto de los Gunners en 1992; con la ventaja de que este era gratuito.

Los primeros asistentes

“Recuerdo haber montado en una buseta saliendo de la Caracas con 45 a las canchas del Olaya Herrera porque se presentaba Aterciopelados y tal vez fue la primera vez en mi vida que escuché a una banda de rock tocando en un estadio”, cuenta Andrés López, periodista y locutor de importantes emisoras musicales como Radiónica y Radioacktiva, fue presentador de varias ediciones de Rock al Parque por algo más de 15 años.

Sin lugar a dudas, Rock al Parque 1995 fue el evento que revolucionó la industria musical capitalina, ya que era la primera vez que muchos de los seguidores de géneros como el rock, el metal y el punk veían a sus bandas en tarimas tan monumentales como las que veían en los televisores y alguno que otro recorte de prensa gringa. “No importaba si conocíamos a las bandas, igual saltábamos, coreábamos y pogueábamos. Uno luego se iba al centro a buscar los discos de las bandas que le gustaban” explica Daniel ‘Chilango’ Páez, director de la Revista Bacánika. En su primer año, el recién inaugurado festival Rock al Parque sumó una importante asistencia de 80.000 personas.

Una posible despedida

Si bien conforme fueron pasando los años, las ediciones y los artistas, con una asistencia bastante prometedora, para 1998 el IDCT no consideraba el evento como una prioridad para el desarrollo cultural de la ciudad, lo que tendría como consecuencia la desaparición inminente del festival. Berta Quintero, de quien hablamos tan solo unos párrafos antes, cuenta que incluso hubo cierta censura por parte de algunos integrantes del Concejo de Bogotá que se desempeñaban en ese periodo.

“Yo fui considerada persona no grata en el Concejo de Bogotá y fui acusada de detrimento patrimonial por haber gastado plata en Rock al Parque” afirma Quintero, que también considera que el evento ayudó a crear una identidad del rock nacional, un rock colombiano que había apropiado elementos del rock mexicano de Café Tacvba, o el de Los Prisioneros en Chile. Sin embargo, el tiempo le dio la razón a Quintero. El tiempo y los asistentes, que se manifestaron para evitar el cierre de su amado festival; por lo que Rock al Parque fue declarado patrimonio cultural de la ciudad en el año 1998 ante la misma entidad que lo había acusado de ser una pérdida de recursos estatales, el Concejo de Bogotá.

Los momentos inolvidables

A lo largo de su historia, RaP ha sido escenario de momentos insignes de la historia del rock en Bogotá, vividos y narrados en su mayoría por asistentes, periodistas y músicos participantes. En Rock al Parque 2012, Fernando del Castillo, la voz principal de las 1280 Almas (una de las bandas fundadoras del festival) anunció que no contarían con la banda para el próximo año, que ellos ya no estaban para eso. Para el intérprete, el hecho de que Las Almas hubieran participado en más de 17 versiones del festival se asimilaba a tener una porcelana de mostrar, y siempre sacar la misma porcelana todos los años; lo tomaba como una conducta “anti rockera” que no era acorde con la identidad del grupo.

Para el año 2004, Rockal celebró su décima edición, una de las más emblemáticas para los asistentes por la presentación del mítico rockero argentino Luis Alberto Spinetta, en el Parque Metropolitano Simón Bolívar, quien fue seguido por artista de la talla de Café Tacvba, Julieta Venegas y Molotov, que por ese momento pasaban por uno de los puntos más importantes de sus carreras. La cuota nacional que acompañó la primera década del festival estuvo a cargo de agrupaciones como la Pornomotora, Odio a Botero, Doctor Krápula o Morfonia.

Como espacio de difusión musical

Desde que fundó los Encuentros de Música Juvenil, Mario Duarte estableció un sistema de convocatoria abierta, el cual permite que cualquier banda, agrupación o solista se subiera a la misma tarima en la que ya había tocado La Derecha; siendo esta una ventana valiosísima para que varias bandas se dieran a conocer. En 1997 el comité organizador revivió esta práctica, designando un proceso en el cual las bandas atraviesan varias etapas, la preselección, audiciones y una presentación en vivo; cada uno de estos filtros son auditados por un equipo de jurados que designa el comité organizador del festival. Las bandas que resulten ganadoras de la convocatoria distrital reciben como premio un incentivo económico (establecido por decreto), la posibilidad de compartir camerino y experiencia con bandas nacionales e internacionales de talla mundial y la participación del despliegue mediático del evento.

Existe una anécdota en el circuito de música independiente capitalina, que cuenta como Aguas Ardientes en varias presentaciones hacía un llamado a los organizadores del festival para qué los recibieran, en caso de que entre los asistentes se encontrara algún gestor cultural o jurado. “Bueno, nosotros somos las Aguas Ardientes, video para Rock al Parque 2018 ¡por favor este año sí! ¡Este año es!” vocifera Javier Fernández en una live session que grabaron especialmente para enviar al comité, jurados o cuánto interesado estuviera en su participación. Si bien no fueron convocados para esa edición, si participaron en Rock al Parque 2019, año en el que se conmemoraron 25 años de la fundación del festival, siendo bastante coreados entre el público que exige éxitos como “La piroba más bella” o “Drinkin Guaro”.

El Ocaso

Con motivo de la conmemoración, el festival presentó uno de los mejores carteles en su historia, presentando artistas como Fito Paez, Babasónicos, Draco Rosa, los Amigos Invisibles y Juanes, que presentó un cover de “Seek and Destroy” de Metallica, en pleno parque Simón Bolívar, por el cual fue vitoreado entre los asistentes que dudaban de su pertinencia en un festival esencialmente rockero cuando anteriormente había migrado a otros géneros. Para esta ocasión, por primera vez, el show de cierre estuvo a cargo de la Orquesta Filarmónica de Bogotá que interpretó las canciones más memorables de aquellas bandas que desfilaron por los distintos escenarios durante 25 años.

Sin embargo, las altas expectativas que dejó Rockal 2019 no se pudieron cumplir para el año siguiente, cuando la edición de 2020 fue cancelada como circunstancia de la pandemia derivada de COVID-19. No solamente no se realizó Rock al Parque, sino que tampoco se realizaron los festivales que nacieron derivados de este, como Jazz al Parque, Hip Hop al Parque y Salsa al Parque; eventos que se convirtieron instituciones de su género en todo el país. En 2020, Rockal no vio la luz del sol.

Pero ¿y el presupuesto que se destina todos los años para este evento? Este fue repartido en el apoyo de proyectos creativos del Distrito, y la realización de los Festivales al Parque en Línea; que para los asistentes no fue ni un atisbo de la experiencia a la que estaban acostumbrados.

Para el año 2021 se han venido realizando los llamados Conciertos de Prueba en el parque Ciudad Montes, ubicado en el sur de la ciudad; en donde algo más de 700 asistentes se dieron cita para escuchar bandas del circuito independiente bogotano, tales como Briela Ojeda, los Rolling Ruanas, las Yumbeñas, entre otros.

Sin embargo, los asistentes esperan que el regreso de este mítico festival, uno de los más importantes de Latinoamérica, sea más temprano que tarde. ¡Larga vida a Rock al Parque!