Política

¡Se nos vino el comunismo!

Tiempo estimado de lectura: 6 min

Mucho se ha hablado en este último mes de cómo Colombia está en riesgo de caer en manos del comunismo, como los bloqueos, los actos vandálicos y la violencia son fríamente calculados por un grupo de supervillanos cuyo único propósito es promover caos en el país para no permitir que, nuestro salvador Duque pueda trabajar y proteger al país de Maduro y sus cómplices quienes nos ven como una “joya para ser conquistada”.

Menos mal nos abrieron los ojos. Por fin hay “gente de bien” enseñándonos el camino, mostrándonos que incluso desde el proceso de paz, Colombia había caído "en manos del comunismo” como lo ha afirmado el expresidente Uribe, o como dice Rafael Nieto al señalar que la crisis económica es “responsabilidad del comité del paro, la izquierda y de Petro”, que el “comité del paro sigue órdenes de Santos” según María Fernanda Cabal o incluso, el presidente Duque afirmando que “su propósito (de Petro) era no dejarlo gobernar el país”, en fin, por culpa de esos vándalos es que estamos como estamos.

A esto hay que sumarle que tenemos amenazas externas, Maduro, Cuba, organizaciones criminales internacionales e incluso Rusia, los cuales se han aliado para desestabilizar el sistema democrático colombiano atacando el país a través de la financiación o el uso de las redes sociales, como afirmó Diego Molano ”hay información en las redes sociales de bastantes ataques y movilizaciones, desde Rusia, desde Venezuela y, de hecho, por ejemplo, del total de cuentas falsas que hemos encontrado, engañosas, unas están en Bangladesh, en México y en Venezuela”

Según movimientos de derecha, Colombia se quedó congelada en el tiempo y ahora tenemos que combatir una Guerra Fría dentro del país, porque estamos ahogados en comunismo. Adquirimos la pésima costumbre de culpar a quienquiera que tenga una posición diferente a la nuestra sobre nuestros problemas en vez de hacer un análisis hacia adentro, nos quedó gustando esa idea de manipular a la ciudadanía con miedos y odios hasta el punto de hacerle creer que hay un enemigo en las sombras, llámese Petro, Maduro, Rusia, Santos, el acuerdo de paz o el paro, que nos tiene en la ruina y que, si logramos derrotarlos, vamos a tener una Colombia en paz.

Adquirimos la pésima costumbre de culpar a quienquiera que tenga una posición diferente a la nuestra sobre nuestros problemas...

Este tipo de discurso no es algo nuevo, realmente es una estrategia usada anteriormente por la derecha y tomada desde la Guerra Fría que pretende dividir a la población entre ellos y nosotros, de satanizar al comunismo y de buscar a un enemigo común para darle a quienes promueven ese discurso vía libre al poder.

Para justificarlo, hablemos de Comunismo porque si vamos a tildar a personas, marchas y movilizaciones de “comunistas”, es obligatorio saber a qué nos referimos. El comunismo es un sistema económico que se instauró en la URSS y se fue difundiendo en otros países con ciertas variantes, por lo tanto no se puede hablar de un solo comunismo, pero sí tienen ciertas características en común como son la socialización de los bienes de producción y la distribución del ingreso, el ideal de ir en contra de una sociedad capitalista, van en contra de la explotación de los trabajadores porque afirman que esto le permite a los capitalistas incrementar sus beneficios, critican la gran apropiación de la riqueza en manos de unos pocos, quienes controlan el poder económico y, por ende, político por lo que se genera una lucha de clases, es aquí donde entra un Estado a redistribuir los bienes y tratar de crear una sociedad más equitativa.

En Colombia, si bien existe el Partido Comunista Colombiano, este se ha ceñido a las reglas del régimen democrático y, como el resto de partidos, se ha regido bajo el principio de la pluralidad y de la primacía constitucional en donde se establece que somos un Estado Social de Derecho lo que conlleva unas responsabilidades por parte del gobierno las cuales están muy lejos de querer implantar el comunismo. En realidad lo que se llama comunismo (o castro/chavismo) hoy en Colombia es un recurso político al miedo, a miedos presentes (la situación de Venezuela) y a miedos ancestrales que de fondo tienen muy poco que ver con la realidad del país.

Bastante se ha estigmatizado a las marchas y se les ha etiquetado como comunistas o que son muchachos que “quieren todo regalado” cuando realmente quienes salen a marchar no piden más que las garantías que un Estado Social de derecho ligado directamente con la democracia le debería garantizar a la población: la defensa común, la promoción del bienestar general, el aseguramiento del beneficio de la libertad, del ejercicio de los derechos individuales y sociales y el de la igualdad junto con la institución del Estado democrático.

A esto se le suma que la Constitución de 1991 se caracteriza por tener un amplio reconocimiento de derechos individuales y colectivos (económicos, sociales, culturales), protege la propiedad privada pero reconoce su función social, promueve la intervención del Estado como regulador de las relaciones sociales y alude a temas de igualdad, libertad, derechos sociales de educación, vivienda, salud, seguridad social, asistencia sanitaria, el acceso a los recursos culturales evitando la exclusión, marginación, desigualdades, privación, inequidad o injusticias para promover un modelo ciudadano justo y equitativo.

Es por esto que querer meter a las marchas en la bolsa del comunismo es desconocer la multiplicidad de movimientos que buscan garantías diferentes: muchos exigen garantías en educación, otros en salud, otros en participación política y así la lista aumenta, pero que la gente exprese sus reclamos en protestas diversas, y en su mayoría pacíficas, no quiere decir que buscan de fondo implantar un modelo comunista, sino que hay sectores, poblaciones y territorios en donde el Estado no hace presencia y se le pide que llene ese vacío y que distribuya mejor el dinero que se recibe de los impuestos. Eso no es comunismo.

Meter a las marchas en la bolsa del comunismo es desconocer la multiplicidad de movimientos que buscan garantías diferentes...

Por otro lado, "argumentar" que la financiación de las marchas gira en torno a Venezuela o Rusia es deslegitimar todo un descontento ciudadano, que sí tiene justificación, con acusaciones infundadas y no respaldadas por pruebas concretas, así que no, Colombia no tiene un enemigo en las sombras que planee o financie el caos para implantar el comunismo, tenemos una sociedad con reclamos y un gobierno sin la disposición a dialogar.

Justificar todo con lo que no se está de acuerdo con la palabra comunismo es “una frase ignorante, que sirve de propaganda para las masas que no conocen. Se aprovecha de la gente que no sabe lo que es. Eso hacen los uribistas. Son frases de cajón, sencillas, y la gente se lo cree y lo repite” como lo afirma Luis Bosemberg, historiador con un máster de la Universidad de Heidelberg, Alemania.

Es por esto que debemos tener claro que la cultura política colombiana ha tendido, y por ahora sigue así, a tener una democracia en construcción, tenemos la fortuna de tener una Constitución garante en derechos y con mecanismos fuertes para garantizar su supremacía, las reformas sociales que se exigen son totalmente compatibles con el sistema que tiene Colombia y buscan mejorar la calidad de vida de sectores que históricamente no se han visto beneficiados por las mejoras democráticas, el buscar una sociedad más justa no significa que se acabarán los paseos a la finca, las idas a restaurantes o los viajes de fin de año a Miami, significa que los privilegios de algunos se convertirán en garantías para todos.

¿Te gustó el articulo?
Escucha este episodio de podcast sobre él:

Podcast

Conversando con el sello

T1 E6 - ¡Se nos vino el comunismo!
- Laura Sofía Cabrera Jaimes

Esta puede ser la conclusión rápida que puede sacar cierto tipo de persona después de ver el estado de nuestro país, pero ¿será cierto o siquiera posible que dejemos entrar al veneno que mató a Cuba y Venezuela? ¿De quién es la culpa de que estemos como estamos? Porque nuestra no, eso es de los políticos que no nos representan ¿verdad?
[Escuchar episodio...]

2021-07-03 por Sara Juyo Morera y Juan David Díaz Molina un producto Cara & Sello



Sobre la autora

Laura Sofía Cabrera Jaimes

Directora del Área de Escritores

"Tal vez no pueda cambiar el mundo, pero sí el pedacito que me toca"
Pronto internacionalista, mientras tanto disfruto dar mi opinión, aprender de distintos temas y poder analizarlos en el proceso. Recién entrada a los 20. Rola. Amante del fútbol, los perritos, la fotografía y de cantar desafinado.



El contenido de este artículo es propiedad de la Revista Cara & Sello



Cargando comentarios...
Scroll to Top